• jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 17:03

Opinión /

Tres semanas decisivas para Navarra

Por Editorial

Hay muchas incógnitas que despejar sobre la asignación final de los cinco diputados y cuatro senadores por Navarra.
 

A falta de tres semanas para las elecciones del 20-D, la alianza entre UPN y el PP coloca a estas dos formaciones con altísimas probabilidades de alcanzar dos escaños en el Congreso de los Diputados. Ambos partidos han realizado un esfuerzo de generosidad para acudir unidos a unos comicios que aventuran una legislatura decisiva para el futuro del actual marco político en España. Si en los próximos cuatro años se aborda la reforma constitucional, el acuerdo con el PP posibilita a UPN un gran aliado para defender el estatus de Navarra, sus fueros, el Convenio Económico, así como la posibilidad de la derogación de la Disposición Transitoria Cuarta de la Constitución.

El PSN, por su parte, afronta el 20-D tras el varapalo sufrido el pasado mayo en las elecciones municipales y al Parlamento de Navarra, pero con la esperanza de que el tirón nacional de la marca PSOE y la firme y sensata oposición que está realizando al cuatripartito presidido por Uxue Barkos le proporcione un buen resultado.

Los cuatro partidos firmantes del acuerdo de gobierno –Geroa Bai (una coalición donde el partido predominante es el PNV), EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezquerra (I-E)– se presentarán por separado al Congreso, pero bajo una misma candidatura al Senado.

En estos cuatro meses de legislatura en Navarra, Geroa Bai se ha quitado la careta nacionalista y ya no solo no esconderá las ikurriñas como en campañas precedentes, sino que hará bandera de las mismas, puesto que las principales decisiones, declaraciones y actuaciones han tenido un marcado carácter abertzale: anuncio de modificación de la Ley de Símbolos, moratoria en la enseñanza en inglés, oferta pública en educación favorable al euskera sobre el castellano, etc.

Su compañero de gobierno y aliado en sus pretensiones nacionalistas, EH Bildu, se presenta a unas elecciones después de haberse hecho, gracias al inestimable apoyo de Geroa Bai y Podemos, con la vara de mando de numerosísimas alcaldías entre ellas, la de Pamplona. Con el horizonte puesto en el derecho a la autodeterminación –camuflado en el inexistente derecho a decidir– y en un proceso de ruptura con el Estado similar al abierto en Cataluña, aspira no obstante a superar a Geroa Bai como partido nacionalista hegemónico en Navarra.

Los otros dos socios de gobierno, Podemos e Izquierda-Ezquerra, concurrirán a la elecciones con sus dos almas – la no nacionalista y la vasquista– divididas, en disputa, pero a la hora de la verdad, a la hora de votar, siempre lo hacen junto con sus aliados abertzales. Veremos si los votantes de izquierda constitucionalistas les pasan factura en las urnas por el apoyo incondicional mostrado al Ejecutivo de Barkos.


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