Rajoy sale indemne del tres contra uno

Tres meritorios contra el presidente del Gobierno. Mariano Rajoy no solo salió vivo del debate a cuatro de anoche, sino que su impronta presidencial marcó toda la confrontación dialéctica. Los otros tres aspirantes a la Moncloa hicieron méritos para convertirse en líderes de la oposición, pero ninguno de ellos abandonó el debate con áurea presidencialista.

En materia económica, Rajoy superó al resto con nitidez. Los datos de España no son para alardear, para sacar pecho, pero en en estos cuatro años el Gobierno ha revertido la situación de quiebra heredada de la época de Zapatero, ha evitado el rescate –véanse las consecuencias tan negativas sufridas en Grecia– y ha asentado las bases de la recuperación.

El flanco débil del Gobierno, mejor dicho del partido del Gobierno, radica en la corrupción. La laxitud mostrada al comienzo de la legislatura con los imputados ha lastrado la imagen del PP. Sánchez, Iglesias y Rivera se lanzaron en tromba en este bloque, pero el encorsetamiento y rigidez del debate jugaron a favor de Rajoy que salió más o menos airoso de este trance.

En líneas generales, Iglesias, que estuvo más contenido que de costumbre, se colocó desde el comienzo como el líder de la oposición. Con una oratoria fluida, se postuló con acierto como el antagonista del PP. Rivera y Sánchez, a su vez, intentaron no siempre con éxito desde la equidistancia criticar tanto a Iglesias como, sobre todo, a Rajoy.

Pocas incógnitas despejó el debate sobre los pactos poselectorales. Rajoy abogó por una gran coalición con Ciudadanos y el PSOE, mientras que Iglesias planteó el consabido frente de izquierdas ante la indefinición calculada de Sánchez y Rivera en esta materia.

De un debate a cuatro es muy difícil que uno de los contendientes sea el claro ganador o perdedor, como así sucedió anoche. Quien más beneficiado salió quizá fuera Rajoy, puesto que era el que más tenía que perder y salió indemne del tres contra uno.