• miércoles, 24 de abril de 2024
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Opinión /

Justicia para Juan Carlos Beiro

Por Editorial

La Audiencia Nacional ha reabierto la investigación de su asesinato y podría imputar el crimen a los jefes de ETA en 2002
 

María José Rama, viuda del cabo de la Guardia Civil Juan Carlos Beiro, asesinado por ETA en Leitza hace catorce años, durante el homenaje que vecinos de esta población navarra han rendido a su marido en el lugar donde murió asesinado con una bomba-trampa. EFE/Jesus Diges
María José Rama, viuda del cabo de la Guardia Civil Juan Carlos Beiro, asesinado por ETA en Leitza hace catorce años, durante el homenaje que vecinos de esta población navarra han rendido a su marido en el lugar donde murió asesinado con una bomba-trampa. EFE/Jesus Diges

El juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno ha reabierto el sumario por el asesinato del guardia civil Juan Carlos Beiro en Leitza en el año 2002, un crimen perpetrado por ETA por el que hasta la fecha ningún terrorista ha sido ni siquiera imputado. Según el juez, "existen indicios lógicos" de que los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado están en posesión de informes y pruebas que demostrarían quiénes dirigían entonces la banda terrorista.

No cabe duda de que los comandos terroristas actuaban al dictado de los líderes de ETA, por lo que con toda lógica cabría imputar y acusar a los jefes de la banda por el asesinato de Beiro, por haber ordenado el atentado mortal del guardia civil con una pancarta-bomba. Confiemos en que los jueces y fiscales de la Audiencia Nacional puedan juzgar y condenar a los culpables, primero a los autores intelectuales y, si fuera posible, posteriormente a los autores materiales.

La reapertura del caso pone de manifiesto el inmenso dolor añadido que tienen que soportar multitud de víctimas de ETA que aún desconocen la autoría de los atentados de sus familiares. En Navarra, 12 atentados de la banda terrorista se encuentran sin resolver. Gracias a la labor de los cuerpos y fuerzas de seguridad de Estado y al trabajo desarrollado por los jueces y fiscales ETA fue derrotada, pero su estela sangrienta, su reguero de dolor y sufrimiento permanece porque la mayoría de terroristas ni se han arrepentido, ni han pedido perdón a las víctimas, ni tienen intención de colaborar con la justicia en el esclarecimiento de sus crímenes.


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