La discrepancias entre los socios de gobierno son pequeños fuegos de artificio. En lo fundamental están de acuerdo, como en su defensa de la rebeldía del Gobierno catalán frente a la legalidad constitucional
El poder es el mejor pegamento que existe en las formaciones políticas, aúna voluntades y ahuyenta discordias. El poder desgasta, pero más aun lo hace a quien no lo detenta. Bien lo saben los cuatro socios del tetrapartito del Gobierno de Navarra que, pese a sus aparentes diferencias programáticas, se mantienen unidos por un potente adhesivo: su obsesión por diluir primero, y desmontar después, la realidad institucional de Navarra.
EH Bildu ha cargado este martes contra sus socios del cuatripartito en el Gobierno foral y en el Ayuntamiento de Pamplona. Los abertzales han manifestado su "sorpresa" y "preocupación" por "las posturas contradictorias" mostradas por "los socios del cambio en menos de una semana".
Los herederos de Batasuna censuran a Izquierda Ezkerra y Podemos por haber rechazado la ley de policías, que ha supuesto una desautorización en toda regla de la consejera de Interior nombrada a instancia suya, y por su oposición a la Oferta Pública de Empleo del Ayuntamiento pamplonés, regido por un alcalde de su formación.
Se relame en sus heridas EH Bildu tras sufrir dos de sus próceres, María José Beaumont y Joseba Asirón, sendos coscorrones. Estos fracasos políticos le duelen más a los abertzales por tratarse de dos de los suyos. Pero ellos también actúan como versos libres en otros ejes fundamentales para Navarra, como el tren de alta velocidad y el Canal de Navarra, donde difieren de las aparentes posturas de Geroa Bai.
Pero estas discrepancias entre los socios de gobierno, estas goteras o grietas en el cuatripartito, son pequeños fuegos de artificio. En lo fundamental, son una sola voz, como en su defensa de la rebeldía del Gobierno catalán frente a la legalidad constitucional. Esas son sus señas de identidad. El leitmotiv que mueve toda su acción de gobierno: destruir Navarra.