• jueves, 28 de marzo de 2024
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Opinión /

La gestión de Barkos: más impuestos, más euskera y más ikurriñas

Por Editorial

El Gobierno de Geroa-PNV y Bildu se ha distinguido por la subida brutal de impuestos a la clase media, por derogar la ley de símbolos y por sobrevalorar el euskera para acceder a la administración.

Parlamento de Navarra. Debate sobre el Estado de la Comunidad foral. Uxue Barkos. (01). IÑIGO ALZUGARAY
La presidenta del Gobierno, Uxue Barkos, este jueves en el pleno del Parlamento. IÑIGO ALZUGARAY

La primera jornada del debate sobre el estado de Navarra arrojó un resultado previsible por parte de Uxue Bakos, que elaboró un discurso marcado por la autocomplacencia con su gobierno y los reproches a la oposición regionalista por la herencia recibida. Nada nuevo bajo el sol.

Pero la radiografía de la gestión de los nacionalistas vascos al frente del Palacio de Navarra es bien distinta. El cuatripartito liderado por Barkos y tutelado por EH Bildu –los herederos de Batasuna– son los responsables de la reforma tributaria que ha crujido a impuestos a la clase trabajadora, como se ha constatado en la última declaración de la renta. Alardea el ‘Gobierno del kanbio’ del incremento de la recaudación fiscal, un aumento logrado a costa atornillar y exprimir al ciudadano medio, así como al pequeño y mediano empresario.

En el plano institucional, el retroceso para la identidad de la Comunidad foral resulta evidente. En su ansia por teñir los ayuntamientos con ikurriñas, el tetrapartito derogó la ley de símbolos, convirtiéndose así en la única comunidad que legisla en contra de su bandera oficial; es uno de los peajes que hay que abonar por el hecho de que Barkos sea la única presidenta de una comunidad autónoma que desea que la suya se diluya en el seno de otra.

Para seguir por esa senda trazada, para recorrer ese tránsito, se ha paralizado el programa de aprendizaje en inglés, se pretende sobrevalorar el euskera en el acceso a la administración, se ha regado con miles de euros a los medios de comunicación afines al nacionalismo, se va a favorecer a los opositores a maestros con conocimiento del vascuence y se han ralentizado y  obstaculizado, por activa o por pasiva, dos grandes infraestructuras para el desarrollo económico: el tren de alta velocidad y el Canal de Navarra.

Pero, además, Barkos y sus socios se han posicionado a favor de los dirigentes de la Generalidad de Cataluña que se han saltado y rebelado contra todo el ordenamiento jurídico y, en su apoyo al gobierno de Puigdemont, el cuatripartito no ha dudado a la hora de socavar los cimientos de la separación de poderes y ha censurado y reprobado las resoluciones dictadas por los jueces que investigan los graves delitos cometidos durante este delirante proceso.

El ejecutivo de Barkos, y especialmente su consejera de Interior, María José Beaumont, ha fracasado rotundamente en la tramitación de la ley de policías. Beaumont, nombrada a instancias de EH Bildu, ha sido incapaz de consensuar una reforma con los sindicatos de la Policía Foral, ya que para ella en su vocabulario el verbo dialogar es sinónimo de imponer.

Este es el verdadero estado del ‘Euskorégimen’, lleno de guiños a los violentos y, en donde, más allá de la propaganda gubernamental, subyace un denodado intento de aceleramiento de las políticas indentitarias que, como se está comprobando en Cataluña, no conllevan más que a la fractura social y al empobrecimiento económico.


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