• jueves, 28 de marzo de 2024
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Opinión /

Enrique Maya devuelve la ilusión a los niños de Pamplona

Por Editorial

El alcalde de Pamplona se equivoco el año pasado, pero ha sabido rectificar ahora ante el chantaje promovido por el Gobierno de Navarra. 

Los Reyes Magos acceden a Pamplona por el Portal de Francia durante la cabalgata de 2022. PABLO LASAOSA
Enrique Maya junto a los Reyes Magos en el balcón del Ayuntamiento de Pamplona. PABLO LASAOSA

Hace justo un año, desde estas mismas líneas, criticamos sin ambages el grave error del alcalde de Pamplona, Enrique Maya, que no fue capaz de organizar actos alternativos para que los niños de la ciudad disfrutaran de los Reyes Magos. 

En aquel momento, la situación del Covid impedía la celebración de una Cabalgata como la que siempre hemos conocido, pero Pamplona no reaccionó a tiempo como otras localidades para ofrecer una alternativa a los más pequeños. Fuimos críticos por ello. 

Ahora, doce meses después, Enrique Maya ha sido capaz de liderar la Cabalgata de Pamplona sin ceder al chantaje del Gobierno María Chivite, que pretendía arruinar un año más la fiesta de los niños sin mancharse las manos. 

La dejadez y desidia del Gobierno de Navarra con la situación del coronavirus, que toma medidas a golpe de improvisación y tiene ahora mismo al Sistema Navarro de Salud absolutamente desatendido, les llevó a forzar que fueran los propios consistorios de Navarra los que suspendieran las celebraciones navideñas para evitar tomar una medida sin explicación sanitaria lógica: actos al aire libre, con mascarilla y el 90% vacunado. 

Desde el primer momento, Enrique Maya señaló que las medidas o restricciones sanitarias por el Covid, como desde hace dos años, ha sido algo decidido siempre exclusivamente potestativo del Gobierno foral. 

No era de recibido ni tenía sentido alguno, que entidades sin capacidad de tomar decisiones sanitarias suspendieran actos populares, como fue un auténtico escándalo que la asociación que organiza el Olentzero de Pamplona tuviera que cancelar su salida habitual, mientras Santos Induráin y todo su extenso departamento miraban para otro lado. Perdieron los niños y las familias, a pesar de que el Ayuntamiento de Pamplona les había facilitado todos los permisos para celebrar el acto. 

Enrique Maya aguantó con sentido y proporción un pulso injusto promovido con maldad y cobardía por Chivite, que pretendía no tomar medidas y trasladar a los ciudadanos o a otras instituciones las responsabilidades que son exclusivamente suyas, como en este caso era permitir o no la llegada de los Reyes Magos por motivos sanitarios. 

De igual forma, y con trabajo incansable, la Asociación Cabalgata de Reyes Magos de Pamplona ha logrado en unos momentos complicados devolver a la ciudad uno de los actos más entrañables y queridos. El agradecimiento para ellos debe de ser inmenso. 

Durante dos años hemos soportados las decisiones erróneas y arbitrarias de María Chivite que han colocado en siempre a Navarra en todas las olas (y ya van 6) siempre en los últimos lugares de los indicadores del Covid de España y de Europa. 

Los ciudadanos han sido responsables, han guardado cuarentenas, encierros, restricciones, se han vacunado dos y hasta tres veces, han llevado mascarilla hasta en momentos surrealistas y se encuentran ya hartos de soluciones sin sentido y sin explicación alguna. 

El recibimiento a los Reyes Magos a Pamplona fue un auténtico éxito y demuestra que Pamplona y la sociedad está viva y con ilusión, justo lo contrario de lo que busca Chivite y su Gobierno, que prefieren una comunidad sometida a sus más que sospechosas intenciones, mientras arruinan a las familias. 

Este 5 de enero será recordar por la vuelta de los Reyes Magos Pamplona y como el triunfo de toda una ciudad y su alcalde en defensa del sentido común frente al capricho de las despóticas medidas de un Gobierno foral sin rumbo y alejado de los ciudadanos. 


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