• viernes, 19 de abril de 2024
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Opinión /

Cien días de ofensiva

Por Editorial

Uxue Barkos ha cumplido 100 días en el Palacio de Navarra y la presidenta se mostró tremendamente autocomplaciente a la hora de hacer el balance de esta etapa.

El gobierno del cuatripartito ha heredado una comunidad que ha soportado la gravísima crisis económica en mejores condiciones que el resto y cuyos servicios públicos –en educación y en sanidad– están a la cabeza de España según todos los índices y baremos de medición.

La presidenta navarra alardeó de que "aquella vocación de cambio sereno, tranquilo e integrador" anunciado al comienzo de la legislatura "es a día de hoy una realidad". No sabemos qué entenderá la presidenta abertzale –como ella se denominó– por cambio sereno, tranquilo e intregrador, puesto que desde el inicio de la legislatura el Gobierno de Barkos ha comenzado su ofensiva por euskaldunizar Navarra.

Así, entre otra acciones, omisiones y anuncios, el ejecutivo ha expresado su intención de modificar la ley de símbolos para que los ayuntamientos puedan izar la ikurriña –la bandera oficial de otra comunidad– en sus balcones, así como la ley del vascuence para extender su oficialidad a toda Navarra.

De igual modo, el Gobierno foral ha abogado por una moratoria del programa de aprendizaje en inglés (PAI) y se ha colocado de perfil ante la decisión de ETB de colocar postes y repetidores de forma unilateral para que sus cuatro canales se vean por la TDT, unas acciones que hasta la portavoz del ejecutivo reconoció que carecían de cobertura legal, es decir, que se encuentran en una situación alegal.

En estos 100 días, tanto la presidenta Barkos como la consejera de Presidencia, Función Pública, Interior y Justicia, María José Beaumont –propuesta por EH Bildu– han ofrecido sobradas muestras de sectarismo y escaso sentido institucional. Nadie del Gobierno acudió a Berriozar al homenaje con motivo del aniversario del asesinato a manos de ETA del subteniente Casanova y Barkos abdicó de su función de representante de todos los navarros al ausentarse el pasado 12 de octubre –al igual que Urkullu y Mas– en los actos con motivo del Día de la Fiesta Nacional en Madrid.

Beaumont, por su parte, no solo ha hecho mutis por el foro en las fiestas de la Policía Nacional y la Guardia Civil, sino que ni siquiera ha sido capaz de solicitar la primera visita de cortesía a la delegada del Gobierno en Navarra, Carmen Alba. Al mismo tiempo, el Gobierno de Navarra ha expresado, en sintonía con las históricas reivindicaciones de la izquierda radical abertzale, su deseo de un paulatino repliegue de la Policía Nacional y la Guardia Civil.

En materia socioeconómica, el balance de estos cien días es harto preocupante para el desarrollo de Navarra. Este Gobierno ha sembrado de dudas el porvenir del tren de altas prestaciones o la segunda fase del canal de Navarra. Asimismo, no ha querido respaldar a los ayuntamientos y concejos afectados y se ha negado a recurrir la sentencia que anula el proyecto de mina de Zilbeti. Y, para el próximo año, se anuncia una reforma fiscal que probablemente conllevará una subida de impuestos.

En su comparecencia ante los medios para hacer balance de estos 100 días, Barkos negó que haya "un peso específico" de EH Bildu en el Gobierno de Navarra. Los hechos, por acción u omisión, desmienten sin embargo a la presidenta. Cada día resulta más evidente que Geroa Bai comparte la mayoría de fines de la izquierda radical abertzale –de hecho están negociando una lista conjunta al Senado junto con Podemos e Izquierda Ezquerra– y, por encima de todo, ambas formaciones coinciden en su objetivo principal: la integración de Navarra en Euskadi.


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