• jueves, 18 de abril de 2024
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Opinión /

Una manifestación ejemplar ante un Gobierno de espaldas a los ciudadanos

Por Editorial

La manifestación del sábado en Pamplona fue un ejemplo en todos los sentidos: ciudadanos libres que expresaron con respeto su 'no' rotundo a la imposición de la ikurriña. 

Manifestación en defensa de la bandera de Navarra. PABLO LASAOSA 09
Multitudinaria manifestación en defensa de la bandera de Navarra celebrada este sábado en Pamplona. PABLO LASAOSA

El Gobierno del cambio en Navarra, aquel que pretende sustituir la bandera de Navarra por la ikurriña en el corazón y los balcones de Navarra, recibió el sábado un cívico aviso sobre sus aspiraciones para euskaldunizar la Comunidad foral. 

Cerca de 30.000 personas salieron a la calle para tratar de poner freno a la afrenta que supondría para Navarra que la bandera de otra comunidad representara en algún momento a una tierra con su propia historia y memoria.

Arropados por los medios oficiales que reciben caudales de dinero público sin control para apuntalar la causa vasca, los partidos del cuatripartito no han tenido empacho en tratar de desacreditar durante dos semanas a los convocantes de la marcha para la defensa de la bandera de Navarra y, por ende, a todos los participantes. Ciudadanos libres, respetuosos, que en el uso de su derecho a expresarse decidieron salir a la calle para clamar un claro y rotundo 'No' a la imposición de la ikurriña en Navarra. 

La manifestación, para sorpresa de Bildu y sus secuaces de la kale borroka, no terminó como es habitual en las 'manifas' de los abertzales. No hubo contenedores quemados, ni se arrojaron cócteles, ni pintadas ni insultos, ni se hizo apología de ningún tipo de violencia.

Tras cantar el himno de Navarra y aplaudir el decidido impulso común, las personas participantes regresaron a sus vidas y a sus trabajos sin molestar a nadie, salvo a la vieja del visillo que Barkos mandó a espiar desde una ventana del Palacio de Navarra. Grotesco resumen de un Ejecutivo que ha perdido el rumbo en su cruzada por diluir Navarra y hacer caso omiso del clamor popular. 

Y a pesar de la ejemplar respuesta ciudadana, los convocantes han sido tachados de ultras y radicales, incluso de ser de derechas, como si ésto último fuera en sí mismo un insulto o un problema más allá del libre pensamiento de cada cuál.

En la manifestación hubo de todo, gentes de izquierdas, gente de derechas, gente sencilla, gente trabajadora, ciudadanos de Navarra que aguantan hoy en día con estoicismo el gobierno de corrupción moral que Uxue Barkos impone con el apoyo de Bildu y Podemos, dos partidos antisistema y que justifican la violencia como forma de hacer política, pero felices de dar cobertura a la conquista del PNV en Navarra, la "rancia derecha" del País Vasco, según denuncian ellos mismos al otro lado de la muga. 

Barkos y su gobierno deberían tomar buena nota, dejar de insultar a los navarros y abandonar de una vez su único objetivo, el mismo que escondió en campaña y en su discurso de investidura: imponer la ikurriña y euskaldunizar Navarra a fuerza de decreto y de imposición frente a unos ciudadanos que se sienten navarros y que han dado el primer paso.

Aunque visto lo visto y el estilo del cuatripartito, no será el último.


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Una manifestación ejemplar ante un Gobierno de espaldas a los ciudadanos