• martes, 23 de abril de 2024
  • Actualizado 07:24

Opinión /

Un ataque más a Navarra

Por Editorial

El derribo del toro de Osborne, cuya silueta lucía en Tudela, es un ataque más del nacionalismo vasco, que persigue erradicar cualquier asunto cultural que no encaje en su modelo totalitario.

Jóvenes de la organización Ernai, herederos de otras tan reconocidas en Navarra como Jarrai, donde se formaban los cachorros del nacionalismo vasco antes de dar el salto a ETA, han derribado el toro de Osborne en Tudela. Se trata de otro acto violento, de auténtica kale borroka inspirada en los mejores años del coctel molotov. Encapuchados y dispuestos a imponer su visión totalitaria de la sociedad, los muchachos abertzales tratan de esta manera de dejar claro a qué se juega ahora en Navarra: "O haces lo que yo digo y como yo lo pienso, o prepárate para sufrir la violencia de mi debilidad mental". Esta gente educada en el odio y la sinrazón será, a buen seguro, felicitada por algunos de los partidos que ahora gobiernan en Navarra, pues son ellos los que han promovido que la violencia, el sufrimiento y el dolor sean un argumento válido para hacerse con el control social. Que derriben la figura de un toro en Navarra bajo el argumento de que es un "símbolo impuesto por España" revela la capacidad de raciocinio de algunas mentalidades e ideologías. Navarra y Pamplona no se entenderían hoy en día sin el toro, sin sus encierros y sin los Sanfermines. El mensaje de los cachorros de la ikurriña es claro: el toro es el inicio de por dónde van a comenzar a derribar Navarra culturalmente. Ni encierros, ni Sanfermines.


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