• martes, 19 de marzo de 2024
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Opinión / Presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (@CovitePV). Abogada.

Otegi contra Otegi

Por Consuelo Ordóñez

Arnaldo Otegi se presentó anoche en televisión como Arnaldo Otegi. Ni más ni menos.

La marea de halagos que muchos de sus acólitos esperaban tras la entrevista que el ex de Batasuna, el ex de ETA, concedió ayer al periodista Jordi Évole no llegará. No llegará porque en democracia no hay ningún problema en que alguien, en el ejercicio de sus derechos civiles, aparezca en televisión y diga lo que quiera y lo que sienta. Ese el mayor problema al que se enfrenta hoy Otegi y toda la izquierda aberztale: el espejo.

Por eso, porque Otegi habló alto y claro, no llegará el blanqueamiento de la figura de alguien capaz de irse a la playa aun a sabiendas de que Miguel Ángel Blanco ya sentía el frio hierro de la pistola que finalmente acabó con su vida.

Esa fue una de las revelaciones que Arnaldo Otegi hizo ayer en televisión. Por lo demás, se dejó ver como lo que es: una persona carente de escrúpulos capaz de asegurar que no condena el terrorismo porque nunca lo ha hecho antes, capaz de llamar “refugiados” a miembros de ETA que huyeron de España para no pagar por brutales crímenes, capaz de decir que le dolió Hipercor porque allí murió “gente trabajadora”.

No seré yo quien le diga a Arnaldo Otegi que quien no condena el terrorismo es una bomba de relojería para la prevención de la radicalización entre las nuevas generaciones. No le diré yo a un pistolero verbal que refugiados son quienes huyen del terrorismo y quienes huyeron del terrorismo que él alentó. No le recordaré a un trilero cutre que, sólo en el País Vasco, el terrorismo asesinó a 561 civiles.

No haré nada de lo anterior porque el propio Otegi dejó ayer al descubierto la macabra verdad que se esconde tras eslóganes manidos que intentan presentarle como un hombre de paz.

Con respecto a esto, un apunte para quienes aún quieran ensalzarlo como tal: ¿es la paz la ausencia de terrorismo o la presencia de Justicia y de dignidad? Quienes escojan la última opción estarán protegiendo a las nuevas generaciones de planteamientos antidemocráticos, sectarios y adoctrinadores. Quienes se decanten por la primera opción hacen bien en ensalzar a Otegi en nombre de la paz.


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