• viernes, 29 de marzo de 2024
  • Actualizado 13:38

Opinión / La vida misma

Culpables

Por César Martinicorena

Han tenido que pasar varios días para no escribir desde la impresión que causa vivir el horror en directo. Un intermedio para que no sean corazón y tripas las que manden sobre el teclado.

Un grupo de gente con los brazos en alto ante el despliegue policial en las Ramblas tras el brutal atentado de Barcelona EFE
Un grupo de gente con los brazos en alto ante el despliegue policial en las Ramblas tras el brutal atentado de Barcelona EFE

Si bien esas horas kit-kat ayudan a que se atenúen tus primeras reacciones y deseos, no es menos cierto que comprobar la ruindad de ciertos personajes patrios en sus medidos comunicados y sesudos tweets  revuelve el estómago de forma inmisericorde. Desde el mamarracho Garzón y su “atropello” hasta la basura humana de Otegi pasando por el “atentado fascista de lógica capitalista” de las CUP, toda una retahíla de comentarios en las redes dan ganas de pedirle el carro griego a Mesala y barrer con vesanía a un sinfín de animales con ordenador y anonimato.

La diferencia radica en que unos son representantes del pueblo y los otros son cobardes que buscan su minuto de duros tipo Clint Magnum 44 y efímera gloria. Pero vamos con los culpables. A saber. En estos pocos días pasados desde el terror he podido comprobar como, con toda lógica, hemos salido en desbandada a buscar a aquel al que debemos denostar.

Citaré varios. EEUU, el capitalismo, la foto de las Azores – antes de ella, estos tipos no mataban, hacían colectas para Cáritas- Rajoy, el Islam, el Islamismo, el Islamismo radical, la yihad, los refugiados, las fronteras, el fascismo- curiosamente el Marxismo, no- el neoliberalismo, la colonización de África y Oriente Medio, USA- si, otra vez- el imperialismo- el de occidente, el del Islam, no- el lobby armamentístico, las religiones-unas más que otras- Irak, Irán, Afganistan, y paro que no acabo.

¿Creen posible que tantas personas y tantos motivos han provocado estos atentados en París, Londres, Niza, en estos momentos Marsella, etcétera? Todos tenemos voz para elucubrar teorías pero, creo, también deberíamos mostrar cierta responsabilidad intelectual para no decir memeces. Por desgracia, muchos buscan- me incluyo- la culpa en aquellos lugares que concuerden con su ideología y su manera de ver el mundo. Se me antoja imposible a día de hoy encontrar un mínimo de unidad política para encarar un problema de semejante magnitud en la España de hoy.

En pocos minutos, tras el atropello del desalmado del Judas de Garzón, comenzamos a observar las diferentes lecturas interesadas en no pocas fuerzas políticas. La inmediatez de sus reacciones describen a la perfección su inhumano deseo de reforzar un discurso político que, curiosamente, les otorga no poca legitimidad política para refrendar su acción política.

Comprobar como mientras un país se ahoga en lágrimas existen congéneres que venden crecepelo ilustra con todo detalle el abismo moral al que puede llegar el ser humano. Pegando oreja en una conversación ajena, un paisano le recriminaba al policía que mató a cuatro terroristas no haber, ya que tenía tan buena puntería, herido en vez de derribado a los cuatro asesinos. “Eso es querer matarlos, fascista”  apostilló el iluminado. ¿Qué puedes pensar de alguien o algo así? Pues exactamente lo mismo que de una parte de nuestra clase política. Nada que tenga que ver con la bondad, la empatía hacia el dolor ajeno o un mínimo de exigible humanidad. Si por lo menos estas bestias de vino y codo en barra nos concedieran un minuto de respetuoso silencio…

Escribo desde Barcelona. Si siempre es una gozada visitar estos predios, nunca más que hoy me alegro de estar en compañía de quienes han sufrido el sartenazo del terrorismo en primera persona. Una de las razones es que esa compañía la eché mucho de menos durante los años de plomo en mi tierra chica. Intento que no me pueda la vista atrás de Carod y Perpignan, de los homenajes a la bosta de Otegi por las CUP. Y cuesta; cuesta una barbaridad. Cuesta un potosí saber a ciencia cierta que algunos personajes con los que compartes la vida se hallan más cerca del sembrador de cadáveres que de los muertos que pone encima de la mesa.

Ya lo ven; he fracasado. No quería mentar la bicha pero se me escapa como el pus de una herida sanguinolenta. Aunque bien visto, me importa un carajo. No puedo más que abrazar con el alma a los fallecidos y a los suyos, a todos los que se han sentido desbordados por el infierno de Las Ramblas y Cambrills. A los Mossos, a sus familias, a todo catalán, a todo español, a todo ser humano que sea consciente de que somos más, mucho más, que el resultado de nacer encerrados en una frontera. Ante hechos de esta magnitud estamos obligados a abandonar las chorradas que nos separan para encarar y destrozar a esta Caja de Pandora que sufre todo ser humano digno de tal nombre.

PD: Repito la cita-chiste de Jerry Seinfeld. -Si tienes la camisa ensangrentada, la tintorería es tu último problema-. No es hora de buscar culpables históricos; lo es de acabar con la bestia.


  • Los comentarios que falten el respeto y que no se ciñan al tema de la noticia, podrán ser eliminados.
  • Cada usuario será el único responsable de sus comentarios.
Culpables