• jueves, 18 de abril de 2024
  • Actualizado 19:28

Opinión / Fue director del Observatorio Internacional de Víctimas del Terrorismo (OIVT) de la Fundación San Pablo-CEU.

Molto longos

Por Cayetano González

Se cuenta que el mítico exjugador del Real Madrid, Juanito, le dijo a un jugador del Inter de Milán tras perder el equipo blanco por 2-0 en el partido de ida de la Copa de Europa que "noventa minuti en el Bernabéu son molto longos".

Y, efectivamente, en el partido de vuelta en el coliseo madrileño el equipo italiano perdió por 3-0 y quedó eliminado. En estos días de efervescencia futbolística valga este recuerdo de lo dicho por Juanito para definir los cuarenta y siete días que quedan para la repetición de las elecciones generales, ante la incapacidad que todos los partidos han demostrado para alcanzar acuerdos que permitieran la gobernabilidad, tomando como base los resultados que las urnas arrojaron el pasado 20 de diciembre.

Efectivamente, cuarenta y siete días de precampaña y campaña que quedan hasta el 26 de junio se van a hacer "molto longos" para todos: para los partidos, para los líderes de estos y, fundamentalmente, para los sufridos ciudadanos, que están literalmente hasta el gorro de los mensajes electorales, de las declaraciones políticas, de lo que puedan decir unos u otros. Por eso, resulta bastante incomprensible que nuestra legislación no permita, cuando se dan esas circunstancias, acortar al máximo el periodo electoral. Ya no se trata sólo de ahorrar en el gasto que una campaña conlleva, sino sobre todo no cansar en exceso a una ciudadanía que hace cuatro meses hizo los deberes, yendo a votar lo que cada uno consideró oportuno y que no tiene la culpa que hayan sido los políticos los que no han cumplido con su deber.

El riesgo de que se produzca una abstención muy alta el próximo 26 de junio está ahí. Sería perfectamente comprensible que eso sucediera, aunque en puridad democrática lo deseable es que cuanta más gente vaya a votar, mejor. Por eso, es deseable que los partidos no den mucho la lata en estas semanas, que adopten un perfil bajo, que no hagan un gran despliegue de propaganda y que se limiten a reiterar sus propuestas sin molestar mucho a la ciudadanía.

Para lograr eso, un buen camino sería limitar casi por completo la campaña electoral a los debates entre candidatos. Son gratis, al estar organizados por los diferentes medios de comunicación u otras entidades, y permiten confrontar a unos y otros sin caer en el mensaje propagandístico unidireccional puro y duro. Rajoy ha reconocido que los debates de campaña no son lo que más le ilusiona en esta vida: "hay que prepararlos" ha dicho el Presidente en funciones. Toda una declaración de intenciones. Los debates suelen poner en evidencia las virtudes y las carencias de cada uno. En algunos casos incluso llegan a ser divertidos y en cualquier caso son menos "molto longos" que las campañas basadas en los mítines y en la propaganda.


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