• martes, 19 de marzo de 2024
  • Actualizado 11:32

Opinión / Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

Las marcianadas de los organismos internacionales

Por Carmen Tomás

El FMI siempre y la OCDE a veces nos sorprenden con informes que más parecen marcianadas que análisis rigurosos. 

El último de este estilo lo publicó ayer mismo la OCDE. En él nos habla de las huellas de la crisis que ha provocado desigualdad, pobreza y bajos salarios. Y, claro, es lo que suele pasarle a un país cuando pasa la mayor crisis económica de su historia reciente: se cae a plomo el empleo, los salarios y cierran miles de empresas.

Si, además, la crisis nos pilla endeudados hasta las cejas, a todos, Estado, particulares y empresas, las cosas aún se complican más. Y, si para colmo, estalla una burbuja inmobiliaria y las viviendas reducen su valor a la mitad, tenemos el cóctel explosivo que ha hecho perder a España diez años. Así que con estos ingredientes viene la OCDE y nos dice que los salarios son bajos y los contratos temporales demasiados. Además, aboga por más ayudas públicas, más rentas de inserción y más cuantiosas y exenciones del pago de las cotizaciones de la Seguridad Social para los primeros 500 euros.

La verdad es que me parecen perogrulladas. Quién no quiere un país donde se creen miles de empresas, la inversión venga a chorros, los salarios sean altísimos, no haya temporalidad y todo el mundo viva feliz y contento. El problema es que hemos salido de lo peor de la crisis, pero aún no hemos recuperado la posición anterior a la crisis. Todavía miles de pequeñas y medianas empresas pierden dinero y o bien no pueden contratar o no pueden subir salarios.

Gracias a que España ha encontrado en la exportación una vía de recuperación y millones de personas nos han visitado cada año y el gasto ha aumentado, estamos creciendo y creando empleo. Sin embargo, aún no llegamos a los 20 millones de trabajadores, lo haremos si se sigue con la política, por cierto obligada, de rebajar el déficit de las Administraciones Públicas y el endeudamiento privado. Consolidar lo logrado sin tirar de nuevo la casa por la ventana hasta que ésta esté bien apuntalada con buenos cimientos.

Podemos creer que las empresas no crean empleo o no suben salarios porque son malvadas, pero este es un pensamiento infantil. Empresas y autónomos tienen que seguir recuperando negocio, abrir nuevos mercados y los trabajadores y parados formándose en nuevas habilidades. Muchos de nuestros jóvenes parados no tienen formación y es por ahí por donde hay que apretar. Sólo así saldremos con fuerza de esta larga y dura crisis y se reducirá drásticamente el desempleo, la desigualdad y la pobreza. No con subvenciones sino con mejor y más productivo trabajo lo que traerá más altos salarios.


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