• martes, 16 de abril de 2024
  • Actualizado 17:20

Opinión / Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

Demasiadas incertidumbres

Por Carmen Tomás

El IBEX ha cerrado su peor semana desde el pasado septiembre. Solo el viernes la caída del selectivo español fue del 3,18 por ciento y en la semana más de un 3,5 por ciento.

La lista de razones para este desplome es bastante amplia. Los inversores están preocupados por demasiadas cosas. Unas están pasando como la caída del petróleo en más de un 2,5 por ciento, pero también la reunión de la Reserva Federal norteamericana que tendrá lugar la semana que viene y que de nuevo ha puesto encima de la mesa la posibilidad de una subida de los tipos de interés.

Además, se acerca el referéndum en el Reino Unido sobre su permanencia en la Unión Europea. El temido Brexit. Por cierto que los empresarios españoles se encuentran entre los más pesimistas y afectados por la posibilidad de que gane el sí y se despierte una tormenta de la que pocos se atreven a pronosticar sus consecuencias.

Por si todo esto fuera poco, se acercan las elecciones generales en España, las segundas en unos meses, y esta semana se conocía la macro encuesta del CIS y la gobernabilidad parece complicada. No hay demasiados cambios, pero si pronostica uno que a los actores económicos les ponen los pelos de punta: la posibilidad de que la coalición Unido- Podemos gane al PSOE tanto en votos como escaños, es decir que se materialice el temido "sorpasso".

La encuesta adelanta una caída considerable del PSOE, por debajo incluso de los 80 escaños, que pondría al partido patas arriba, pero que al tiempo les mantiene como llave para formar gobierno. Pedro Sánchez o quien sea del PSOE deberá decidir entre hacer presidente a Iglesias o a Rajoy.

El PP vuelve a ganar las elecciones. Otra clave de la noche electoral será ver si los populares han sido capaces de recuperar voto perdido y lograr el ansiado 30 por ciento o por el contrario con una minoría muy minoritaria podrían ganar la investidura con la abstención del Partido Socialista para un tiempo corto o no.

Cierto que los socialistas tendrán que optar entre susto o muerte: si apoyan a Iglesias el suicidio está servido. Si se abstienen para que gobierne el PP pueden pasar dos cosas que se regeneren y hagan una oposición contundente para recuperar terreno (es decir pensar en España) o quedarse al margen y entonces hacer imposible que nuestro país avance y se aproxime al abismo de unas terceras elecciones. La opción dejar gobernar a Iglesias se antoja demasiado arriesgada y habrá que ver quién la para si los barones tampoco salen muy bien parados.

La cuestión es que son demasiadas incertidumbres en el camino y en poco tiempo. No extraña por ello que los proyectos estén a la espera y, aunque la economía sigue creciendo, tome cuerpo la certeza de que nos podría ir mejor si alguna de las incógnitas se despejara y lo hiciera, claro, a favor del sentido común.


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