• viernes, 29 de marzo de 2024
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Opinión / Tribuna

En defensa de la bandera de Navarra

Por Carlos Salvador

Interpelamos al gobierno de la Nación (nos contestó la Vicepresidenta Sáez de Santamaria) con motivo de la colocación de la ikurriña vasca en el Chupinazo de Pamplona.

La ikurriña es colocada en la fachada del  Ayuntamiento antes del Chupinazo de las fiestas de San Fermin en Pamplona. MAITE H MATEO
La ikurriña es colocada en la fachada del Ayuntamiento antes del Chupinazo de las fiestas de San Fermin en Pamplona. MAITE H MATEO

Nos parecía que esa falta de respeto que tanta indignación y enfado había causado en gran parte de la ciudadanía navarra, exigía, también en Madrid, una profunda reflexión.

Nos pareció oportuno iniciar un debate nacional para reflexionar sobre si los símbolos, -en este caso, las banderas- están suficientemente protegidos o no; si está garantizado el uso respetuoso de los mismos o en otro caso qué podemos hacer cuando son ocultados, desplazados o atacados; y, finalmente, si es aceptable que la normativa actual no garantice un mínimo respeto institucional con el establecimiento de un régimen sancionador aplicable a los incumplidores.

El Congreso de los Diputados nos parecía un lugar político de debate y discusión idóneo. Y, desde luego, el momento político no puede ser más oportuno, una vez confirmado que la actual legislación se queda corta frente a una realidad infractora permanente y siempre intencionada que, actúa, o cree actuar, en condiciones de absoluta impunidad.

Varios son los objetivos que deseábamos conseguir:

Primero asegurar y garantizar el respeto institucional a los símbolos en Navarra, en especial a su bandera oficial.

Segundo, dejar claro frente a la opinión pública, que en UPN no toleraremos la manipulación y mucho menos la colonización simbólica que impulsan los nacionalistas vascos de Navarra (moderados y radicales) desde las propias instituciones navarras.

Y tercero, anunciar que vamos a dar una dura batalla por defender nuestra bandera: seña de identidad exclusiva, única e integradora de todos los navarros sin excepción.

Esta batalla la daremos obviamente en Navarra de forma prioritaria: en los Ayuntamientos, en la FNMC, en el Parlamento Foral o en los Juzgados, como ya hemos hecho con la imposición de la ikurriña vasca en el Ayuntamiento de Pamplona. Donde consideremos necesario.

Llevamos mucho tiempo dando la batalla por Navarra y sus símbolos, frente a quienes, con todo el odio y violencia posibles, han querido imponer su proyecto totalitario y su bandera Ahora,  lo seguimos haciendo contra quienes quieran imponérnosla a todos de forma menos grosera pero igualmente en manifiesto fraude de ley.

Dice el artículo 12 de la vigente Ley 7/1986, de 28 de mayo, Foral de Símbolos de Navarra - “los símbolos de Navarra gozan de la misma protección jurídica que las leyes estatales confieren a los símbolos del Estado, con aplicación de los mismos casos y supuestos que éstas se contemplan”

Es obvio que hoy, los objetivos que pretendió alcanzar la norma, tanto por su parquedad , su laxitud o mayormente por la falta de previsión sancionadora de la misma, se ven claramente superados por una interpretación fraudulenta de la ley, que en modo alguno contempló la irrespetuosidad (ilegalidad) con la que algunos se muestran incluso hacia sus propias señas simbólicas de identidad.

Algunos han llamado a estos hechos (colocar la ikurriña vasca en los balcones de los Ayuntamientos navarros) la “guerra de banderas”. No es algo nuevo. Forma parte de la hoja de ruta del nacionalismo vasco: imponer, naturalizar, normalizar el uso de la ikurriña nacionalista cono bandera propia de Navarra.

Tal vez debiéramos explicar que la ikurriña vasca que diseñaran los hermanos vizcaínos Arana Goiri no es una bandera originaria de Navarra

No es una bandera que abarque en exclusiva, como algunos, pretenden todas las expresiones vascas de Navarra. Sería tanto como admitir  que  lo vasco tiene su origen o sólo se identifica con la ikurriña nacionalista. ¡Como si no nos contemplaran siglos de manifestaciones culturales y tradiciones vascas en Navarra antes de la irrupción de la bandera vasca!. Resultaría demasiado empobrecedor y limitativo.

Es más, y por lo sufrido en las últimas décadas ni siquiera puede considerarse una bandera “inclusiva”. Me explico. ETA la ha tenido como su bandera referencial durante toda su trayectoria delictual. Han cambiado los jefes, las tácticas, los pactos, las estrategias, pero nunca la bandera que identificaba su proyecto totalitario de terror. Por cierto, nunca oí  y tengo más de 50 años, a un solo líder o responsable nacionalista vasco quejarse públicamente de su uso por parte de la banda terrorista. Para muchos navarros, muchos, aunque resulte injusto, el uso por parte de ETA y su entorno de la ikurriña vasca, la sola idea de que pueda considerarse una bandera propia se vive no ya como una ofensa sino como una derrota de la sociedad y de la democracia. Insisto, jamás un representante cualificado del PNV afeó nunca a ETA que usara la ikurriña de los Arana. ¿Miedo o condescencia?

El nacionalismo vasco de Navarra, hoy al frente de las principales instituciones de nuestra comunidad, tiene mucha prisa e interés (lo tienen hasta pactado por escrito) en que la bandera vasca ondee con “normalidad” en Navarra.

Para el nacionalismo vasco, la legalidad ¡cuando de Navarra se trata! sólo es una valla que hay que flanquear, un obstáculo, que cuando se puede sortear, se sortea. Cuando se puede ningunear, se ningunea. Cuando se puede saltar, se salta. Y cuando se puede eliminar -o derogar- se elimina.

Es más, tratándose de EHBildu (los que agitaban el árbol de la democracia por medio del terror tal y como acuñó  Xavier Arzallus) todo vale. Todo vale, para imponer su proyecto totalitario y sus símbolos de ocupación, entre ellos y preferentemente su bandera.

Es obvio, que nosotros continuaremos trabajando para que esa ruptura simbólica, ese horizonte tenebroso de imposición no llegue a Navarra. Y para que todas las afrentas en materia de símbolos oficiales desaparezcan en cuanto lo permitan unas elecciones.

La ikurriña vasca no es la bandera oficial de Navarra. Es un hecho evidente y fácil de comprender.  Que ondee en los edificios de las Instituciones navarras sólo responde a un interés político muy particular. No a un simbolismo oficial, identificador o representativo.

Para exhibirla en las instituciones navarras no basta alegar que la Exposición de Motivos de la ley actual diga que está inspirada en las“aspiraciones legítimas de una política de tolerancia e integración de los símbolos.” Esta aspiración es humo. Y lo saben perfectamente.

Cuando un Alcalde coloca una bandera de otra comunidad habiendo sido advertido de que puede ser sancionado por ello y aun así lo hace, poco cabe confiar en la buena fe y menos en ningún atisbo de ingenuidad o desconocimiento de lo que marca la ley por su parte.

Por cierto, abro un paréntesis: ¿qué quedó de aquello del “derecho a decidir” de los pueblos? ¿Los pueblos sí tienen derecho a decidir pero las ciudades no o cómo es esto? Y ¿aquello otro de los compromisos de consultar siempre a la ciudadanía? Cuentos chinos. Cierro paréntesis.

En UPN no celebramos estas actitudes. Ni las diseñadas para burlar la ley; ni las pensadas para saltarse cualquier atisbo de oposición, debate o consulta; ni las que sólo pretenden satisfacer a los propios; ni, mucho menos, las que buscan dar carta de normalidad a lo que es absolutamente anormal: que la bandera de una comunidad distinta, vecina, ¡hermana, si me apuran!, ondee desplazando a la propia. Lo nunca visto. Lo que nadie desea para sí. Ni siquiera los propios vascos.

Esto, ni más ni menos es lo que pasó en Pamplona el pasado día 6 de julio, cuando la bandera de Navarra, la ikurriña de Navarra, fue desplazada para poner en su lugar la ikurriña del País Vasco. Nada más y nada menos.

Toda sociedad necesita sus símbolos. Lo sabemos. Navarra tiene los suyos. La ikurriña vasca no es un símbolo neutral, un símbolo que pudiera añadirse o acompañar a otros. En Navarra esa bandera es una bandera que desplaza a la oficial (como muestra la colocación de la ikurriña el pasado día 6) Es una bandera que sustituye e invisibiliza a la oficial. Por ello, negar la propia realidad simbólica de Navarra, con el uso de la ikurriña vasca, también debiera estar en la base argumental para considerar su utilización ilegal.

Iniciamos estos días, como señalaba al principio, un debate para conocer la opinión del Gobierno y también, cuando en septiembre llegue el turno de la moción consecuencia de esta Interpelación, la del resto de grupos políticos sobre estos hechos.

Algunas posiciones son conocidas, pero no nos parece mal que los ciudadanos navarros conozcan y valoren la de todos sus representantes en Madrid una vez comprobado el grado de intensidad que, una vez más, el colonialismo simbólico nacionalista está dispuesto a desplegar en Navarra.


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