• jueves, 28 de marzo de 2024
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Opinión / Tribuna

El Gobierno Barkos no debe seguir

Por Carlos Pérez-Nievas

Ya se ha ido el verano. Este de 2018 ha sido el último de la IX legislatura, y ha sido el propio Gobierno de Navarra quien se ha empeñado en que ya era hora de hacer balance, y así, en el ya lejano julio, hizo desfilar a sus consejeros a contar todo lo que habían llevado a cabo y lo bien que lo habían hecho

La presidenta del Gobierno de Navarra, Uxue Barkos, realiza un balance de la acción de gobierno al cumplirse tres años de legislatura (07). IÑIGO ALZUGARAY
La presidenta del Gobierno de Navarra, Uxue Barkos, efectúa balance de la acción de gobierno al cumplirse tres años de legislatura. IÑIGO ALZUGARAY

Resultó un ejercicio patético, y un ejemplo más de que este “kambio” es más de lo mismo; pero si algo no gusta -y un político tomando el pelo a la ciudadanía no gusta nada- menos aún que aquellos que venían a cambiarlo todo tengan que recurrir a los mismos trucos de artista decadente.

Los partidos del cuatripartito alcanzaron el poder por los pelos, gracias al malestar producido por la crisis económica, que maniató a una Presidenta, Yolanda Barcina, acostumbrada a remar a favor de corriente, e incapaz siquiera de rentabilizar el evidente éxito que supone gestionar Navarra con la mitad de presupuesto que el actual Gobierno.

Pero, quien siempre jugó con el favor de la opinión pública, se asustó ante un sector social muy movilizado y dejó, por inacción, que calara en la sociedad un mensaje de corrupción y amiguismos, que desanimó hasta sus propios votantes. Y lo que es peor aún, un mensaje falso, como lo ha reconocido hasta la Oficina de buenas prácticas y anticorrupción de este Gobierno, bien es cierto que con la boca pequeña.

Pero bueno, el caso es que llegaron al poder. A cambiarlo todo. A acabar con esos enchufismos, esos amiguismos y cualquier ‘ismo’ que suponía, según ellos, falta de ética política. Venían a ser los reyes de la transparencia, de la eficiencia, del Buen Gobierno… Falso.

Han multiplicado la arbitrariedad, suspenden en transparencia, han purgado a cualquier buen funcionario que cuestionara profesionalmente sus decisiones, practican el sectarismo más absoluto a la hora de abordar cualquier pliego para un concurso, subvención o ayuda… pero, con ser eso más que suficiente para intentar democráticamente que no repitan en el gobierno bajo ninguna circunstancia, hay un hecho mucho más objetivo que lo justifica: sus políticas de “kambio” no han mejorado en nada lo que ellos mismos afirmaban que era un desastre.

Algunos ejemplos:

Sanidad: siguen las listas de espera; los servicios de urgencia no han mejorado; los conflictos con las urgencias y funcionamientos rurales siguen estancados; siguen las peonadas…

Educación: sin comentarios, esto merece capítulo aparte. Ceses constantes y dimisiones: dos Consejeros, cuatro Secretarios Generales Técnicos; arbitrariedad, varapalos judiciales; sectarismo con el TIL…

 Presidencia, Justicia e Interior: tradicionalmente un departamento tranquilo, con Beaumont, solo ha habido desconcierto y descontento en Policía Foral; más sectarismo, hasta con el 112; inacción con Rozalejo; politización de resoluciones judiciales, posicionamiento con los agresores y no las víctimas de Alsasua..

Asuntos Sociales: basta decir que se ha disparado el gasto en Renta Básica a más de ¡100 millones de euros!, sin el mínimo control del mismo. Delincuentes habituales resultaron ser perceptores de esta renta y ni aún así se han articulado medios de control.

Hacienda: quienes más alardean de defender nuestra foralidad y singularidad, han convertido a Navarra en la comunidad con los tipos más altos de IRPF; han cargado a la clase media eliminando deducciones por hijos que han tenido que corregir sobre la marcha; han mantenido el impuesto de Sucesiones mientras otras comunidades lo suprimían, donde estamos ahora a la cola de España; han convertido un lugar atractivo para la inversión industrial en un lugar donde nadie viene a crear empresas; y la fiscalidad del pequeño empresario es ya peor que, por ejemplo, en la vecina Rioja.

Da para mucho más. No me quiero centrar en hablar del despreciable uso del euskera, la provocación con la ikurriña, los humillantes homenajes a terroristas o la presencia en manifestaciones en defensa de falsa proporcionalidad judicial

Este gobierno no puede seguir porque, además de no tener el mínimo sentido de estado, de no gobernar para todos, de no gobernar para Navarra, no sabe hacerlo. Han sabido llegar al poder falseando la realidad y azuzando al descontento, pero una vez alcanzado el objetivo, no tenían ningún otro.


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El Gobierno Barkos no debe seguir