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Opinión / El zurriago de Oteyzerena

La relación entre el sandinismo y ETA

Por Carlos Jordán

Por todos es sabido que el sandinismo se convirtió en la continuación del régimen dictatorial que derrocó, con ayuda de nuestro consejero de educación José Luis Mendoza (fusil en mano), pero no así las relaciones que tenía el presidente de Nicaragua en 1997 Daniel Ortega.

Palacio de Justicia de Pamplona. Eduardo Sanz/Europa Press
Palacio de Justicia de Pamplona. Eduardo Sanz/Europa Press

El régimen sandinista daba asilo a más de un centenar de etarras durante los años duros de ETA en una colonia que mantenía protegida a cambio de no usar suelo nicaragüense par atentar en España (cosa que incumplieron en varias ocasiones) mientras el colectivo Askapena aumentaba su actividad en en Uruguay, Venezuela, Cuba y Bolivia para desviar la atención sobre estos movimientos.

Hasta tal punto llegaban las buenas relaciones con el régimen sandinista del dictador Daniel Ortega que cuando este fue derrotado en las elecciones de 1990 dio la nacionalidad a una veintena de terroristas para blindar y proteger su presencia en el país sudamericano, y es que les debía mucho ya que el oficial de inteligencia Nica Lenin Cerna admite y aclara que fueron militantes de la ETA -José Ángel Otxoantesana, Gregorio Jiménez y Miguel María Galarraga- quienes organizaron un atentado en Costa Rica en contra de Edén Pastora, entonces disidente del FSLN. Y militantes de ETA Político-militar financiaron la ofensiva de Morazán con dinero del secuestro del industrial español Suñer en Alzira (Valencia) en 1980 y trataron de atentar sin éxito contra el ministro de Defensa de El Salvador.

Con semejante currículum no es de extrañar que el servicio secreto español pidiese a ETA el 11 de Julio de 1997 por mediación tanto de Lenin Cerna como del entonces ex-presidente Daniel Ortega que influyese para evitar el asesinato del edil del PP de Ermua Miguel Ángel Blanco pero nada se pudo hacer ya que por ese entonces, Nicaragua ya había entrado en decadencia como arca de Noé de la izquierda revolucionaria y la ETA tenía muy claro que lo mantendría maniatado hasta el momento de su vil ejecución.

Visto desde este prisma, no parece tan extraño que se le “colara” un etarra al consejero sandinista del primer Gobierno de Navarra abertzale pero ¿Que Geroa Bai junto con Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra se solidarizasen con el colectivo Askapena? Va a tener razón Adolfo Araiz en llamarles hipócritas.


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