• martes, 16 de abril de 2024
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Opinión / El zurriago de Oteyzerena

Constitucionalismo, ni está ni se le espera

Por Carlos Jordán

Y esto es así porque no se respeta el estado de derecho cuando no hay consecuencia alguna por impedir una charla de Rosa Díez o Felipe González, lo mismo que cuando los currículos educativos cambian atendiendo a fines políticos y no a los designios de las reales academias o cualquier otra situación cotidiana, pues mires donde mires, el estado de derecho ha sido sustituido por la arbitrariedad.

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Los medios de comunicación son en buena parte culpables por quedarse al calor de las subvenciones y hacer negocio con ellas en vez de producir para el consumidor. Actitud que por otro lado, les está causando tanto el rechazo como la ruina y la dependencia del poder político, lo cual, otra vez, vulnera el estado de derecho al sesgar la información confundiendo al lector medio, carente de criterio y de la capacidad de informarse en origen, creando lo que se viene llamando "la masa".

De esta masa, desgraciadamente, sale la nueva política, incapaz de mantener un discurso ilustrado por la dependencia de las corrientes sociales, a su vez mal informadas a intención, como he expuesto antes, creando un círculo vicioso que lleva subsistiendo ya siglos en nuestro país y que se traduce en precariedad, tanto económica como intelectual -como dijo Gasset, en España de cada diez cabezas una piensa y nueve embisten-.

Europa por su parte considera antidemocráticas abundantes prácticas políticas de España, con mayor hincapié en los supuestos independentistas que llevan al extremo los vicios de la España cañí, las cuales han sido largamente expuestas por autores de todos los siglos, desde Ricardo Macías Picavedra hasta más tempranamente Enrique Gil Calvó.

No es de extrañar, que cuando la cultura -subvencionada hasta más allá de sus posibilidades- produce lo que algunos llaman arte, encuentres un foco de propaganda utilizada como arma arrojadiza en vez de un instrumento educador.

Así pues, nos encontramos con patriotismos y constitucionalismos de postín, sin ningún tipo de fundamento que buscan un interés particular, enfrentan a la sociedad y etiquetan a las personas como si fuesen simples objetos, teniendo la absoluta convicción de que trabajan por la paz y la prosperidad cuando la realidad refleja más una suerte de visión entre Caín, Abel y Don Juan, usados como receta del bálsamo de fierabrás para solucionar los problemas que nos acaecen.

Lo que todos parecen ignorar, es que una vez cocinado y bebido el bálsamo, Alonso de Quijano siente morir por indigestión. "He is free to evade reality, he is free to unfocus his mind and stumble blindly down any road he pleases, but not free to avoid the abyss he refuses to see." que dijo Ayn Rand en "Ethics in Our Time" allá por 1961 en Madison y que parece seguir siendo una constante en nuestros días (seguro que el cuatripartito puede traducirlo al Batúa si no lo entienden en inglés).

En fin, dame pan y dime tonto.


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