• martes, 23 de abril de 2024
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Opinión / El zurriago de Oteyzerena

26J: Conclusión

Por Carlos Jordán

Sé a ciencia cierta que sólo se han leído todos los programas electorales un puñado de personas, véase, analistas de los partidos inmersos en la campaña electoral, think tanks, europa press y ciertos aficionados como un servidor.

Por ello y por esto de que escribo para personas normales y no para lucir un falso intelecto a base de asertos populistas y citas clásicas por doquier entiendo que debo dar una conclusión para dar el punto y final de esta micro guía que espero que haya ayudado a alguno a definirse ideológicamente y a otros a aclarar conceptos y objetivos en sus políticas.

En resumen, el próximo domingo viene a decidirse lo que queremos ser, la España de los normales o la España de los anormales, y me explico:

Cuando hablo de normales hablo de esas personas que lo único que quieren es dar de comer a su familia y garantizar un futuro a sus hijos, y parecerá una obviedad, pero no lo es. Y no lo es porque quién quiere eso, es antagónico a la servidumbre, o lo que es lo mismo, enemigo de la acción gubernamental.

Un individuo que desea un trabajo y salario digno no puede pedir a ningún gobierno la solución, porque en los 3.000 años de humanidad civilizada ningún gobierno ha sabido dar esa solución, por lo que ni mucho menos lo va a saber este que es de lejos la promoción con menos nivel intelectual y altura política de los últimos dos siglos.

Por hacerles una comparación, la cámara que se va a constituir viene a ser algo así como el ejército de España en la guerra del Rif, mal equipados, mal entrenados, mal alimentados y abandonados a su suerte donde a la primera señal de problemas huyen desordenados y los pocos héroes que dan la cara acaban masacrados por el enemigo.

Lo mismo pasa con lo padres que pretende que sus hijos tengan la misma o mejor vida que ellos, no pueden exigir a ningún político una calidad educativa para su hijo, porque lo único que le va a ofrecer es una educación sesgada por una ideología que no le va a servir para nada en un mercado laboral globalizado, lo normal es que el padre exija que los políticos cedan las competencias educativas a las Reales Academias y que sean los grandes ilustrados de nuestro país quienes garanticen la educación de nuestros hijos.

Y con la economía otro tanto de lo mismo, un individuo medianamente inteligente y orgulloso, como el español de antaño, debe exigir al gobierno su nómina al completo y no ceder a las arcas públicas ni un céntimo que no sea gastado en sanidad y subsidios.

Siento si les ha decepcionado que no pidiese el voto para algún partido, pero creo que mi responsabilidad para con ustedes es facilitarles el conocimiento que les garantice la libertad de opinión, nada más (y nada menos), porque dice más de ustedes que voten en conciencia a quienes quieran votar, pese a que pueda causar desagrado que votar como un borrego en un rebaño al que pastorea el alcalde/concejal/columnista/presentador de turno.


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26J: Conclusión