• miércoles, 24 de abril de 2024
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Opinión / Como periodista lleva ejerciendo desde los 18 años en que comenzó en el diario Pueblo. Ha trabajado después entre otros medios como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo y la Cadena Ser.

Del baloncesto a Grecia

Por Antonio Pérez Henares

La querencia a lo que me llevaría sería a escribir del baloncesto pero la obligación me hará escribir de Grecia. La tropa encabezada por Gasol, con un cuajo que ni las derrotas previas desarmaron, y curtido en triunfos agónicos, les dio a los españoles la alegría del domingo con otro triunfo deportivo de máxima categoría. De esos a los que nos bienacostumbró una inigualable generación que nos iba haciendo campeones de todo, del fútbol al tenis pasando por motos, coches y basket. "Soy español, ¡a qué quieres que te gane?". Pero todo cenit tiene su ocaso por el que transitamos ahora con cierta melancolía e imperecederos recuerdos. Sin embargo, los gigantes del baloncesto se han negado a que en Francia se pusiera el sol y tras doblegarlos a ellos mismos no pudieron hacer otra cosa que volver con el oro. Con general contento, hasta de alguno que el próximo domingo votará por independizarse, aunque la mayoría febril anda con retortijones de tripa tras ir con Alemania o con Lituania o con quien pudiera vencernos. En realidad no hay nada más español que el renegar de serlo como, con estupidez doble, ha manifestado, Trueba, añadiendo a la usual bobería la de escupirle a su propia clientela.

 Vamos, que lo del baloncesto, ha sido hermoso, con ese añadido de su belleza otoñal y crepuscular, pero yo debo hablar de Grecia.

Tsypras ha vuelto a ganar las elecciones. Con claridad y más holgura que las otra vez descalabradas encuestas pronosticaban. Los griegos lo que ocultan, por lo que se comprueba, es su voto a Syriza. El dirigente de izquierdas ha superado otro órdago y esta vez con más fundamento y provecho que el del gatillazo del Referéndum. Después de aquello no le quedó sino envainarse las bravatas y aceptar las realidades. Y es ahora otro Tsypras y otra la Syriza que va a gestionar el acuerdo con la UE y el Gobierno griego. Porque el gran triunfo del joven dirigente ha sido no solo haber vencido sino haberse desembarazo de los extremistas que en su partido le acusaban de traidor, se habían escindido y sumaban más de 30 diputados. Los ha dejado sin ninguno. Los "varufakis" se han quedado ahora sí que sí calvos del todo, con mucha moto pero sin votos.

El pragmatismo de Tsypras tiene además un efecto añadido. Si estas elecciones nos han ocupado mucho menos que otras urnas helenas anteriores es porque ya su resultado preocupaba mucho menos. La senda a recorrer está marcada y pactada de antemano. Los griegos han decidido que los dirija Alexis Tsypras y sus razones tendrán para seguir confiando en él más que en otros. Una de ellas quizás sea que a pesar de sus resbalones y ciertas quimeras pasadas, y como expresaba el cineasta Costa-Gavras, "está limpio" y eso en Grecia es un mirlo blanco.

En cuanto a las reacciones con sus aliados españoles no dejan estas de ser curiosas. Tsypras sería el referente y así lo enfatiza Iglesias, con mucha más perspicacia que algunos de su partido que se marcharon a hacer campaña con los escindidos, pero luego vota en contra de lo que él pactó en la UE como hicieron en Grecia quienes desde dentro lo quisieron derribar. A Podemos el triunfo de Syriza le da oxígeno, pero le señala caminos que bastantes aquí, se resisten a tomar. Internamente, no hay duda que el beneficiado es Pablo Iglesias sobre sus oponentes andaluces o los enriscados con Monedero. Aunque conociendo la fatuidad del líder Podemita, a quien hay que recordar que aún debe empatar algún partido de verdad para creérselo tanto, es posible que pretenda que Alexis Tsipras sea " el Pablo Iglesias heleno".

Por cierto, en el eurobasquet también les ganamos a los griegos. Y mira, el Iglesias en esto iba con España, incluso cuando jugamos contra Grecia, y es que hay cosas difíciles de disimular. Por ejemplo a Mas se le notaba una barbaridad la "alegría" que le inundaba con el triunfo de España, liderada encima por el catalán Gasol, orgullosísimo de ser ambas cosas.

Por cierto, me encantaría que el feliz, por Grecia y por el baloncesto, Pablo Iglesias, me aclarara una duda que me ha surgido

¿Por qué le parece tan bien en Grecia la prima de 50 escaños de regalo para la lista más votada y eso mismo le parece antidemocrático en España?


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