• viernes, 29 de marzo de 2024
  • Actualizado 10:35

Opinión / Periodista, de Ayoó. Independiente, pero no de mis ideas, mis amigos y mis estados de ánimo.

Ruido de móviles

Por Antonio Casado

Con las consultas del Rey a los jefes de fila de las catorce fuerzas políticas con representación parlamentaria, entramos en una semana decisiva para el reto de la gobernabilidad. 

Todas las miradas están puestas en el PSOE, clave última del desbloqueo. Pero el PSOE no se da por aludido, silba melodías y pide a los demás que depositen sus miradas en Mariano Rajoy, titular del derecho y el deber de buscarse la vida entre sus afines para formar un Gobierno estable.

Una derivada de la incomunicación aparente entre PP y PSOE (en las últimas horas hay ruido de móviles) es el duelo de miradas entre socialistas de Sánchez y Ciudadanos de Rivera. Un duelo generado porque ninguno de ellos quiere pasar por ser facilitador exclusivo de la investidura PP. El PSOE, por no desmerecer como alternativa de poder y primer partido de oposición. Y Ciudadanos, por no verse como marca blanca del PP.

La respectiva aversión de PSOE y Ciudadanos a ser costaleros únicos del PP, como vemos, parece cegar la vía de desbloqueo que podría hilvanarse en torno al eje constitucional.

No está menos despejada la llamada 'vía del 179' (Antonio Hernando dixit), que consiste en la incorporación de los nacionalismos de derechas (CDC y PNV) al eje de la gobernabilidad por la vía de la abstención o el voto en blanco, coherente con su doctrina de neutralidad en asuntos "españoles". Y de la tercera vía posible de desbloqueo, salida por la izquierda o pacto 'a la tramontana', mejor no hablar, porque está lastrado de antemano por la mutua desconfianza PSOE-Podemos, al menos mientras al frente del partido morado siga Pablo Manuel Iglesias.

A pesar de los pesares, ciertas señales emitidas en los respectivos entornos del presidente en funciones, Mariano Rajoy, y del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, permiten abrigar esperanzas de que habrá fumata blanca la semana que viene por complicidad de los tres partidos adheridos a la Constitución, los que se han quedado roncos de prometer que no se repetirán las elecciones, que están dispuestos a terminar con el vacío de poder en nombre del interés general y que no quieren volver a poner al Rey entre la espada y la pared.

Silencio, se negocia fuera de foco. En Moncloa se acabó el tiempo de la indolencia. Si el jueves no hay fumata blanca, entraremos en ese periodo de reflexión conjunta anunciado por el presidente en funciones ante la hipótesis indeseable de una vuelta a las urnas por insolvencia dolosa de los políticos. Los cálculos partidistas no pueden seguir alimentando esta absurda situación de interinidad incompatible con la razón de Estado.

A pesar de su insistencia en el 'no' del nacionalismo burgués al PP, ese acercamiento sigue apareciendo como razonable factor de desbloqueo, está en la lógica aireada por los dirigentes socialistas (que el PP se entienda con fuerzas afines) y podría trasladarse al reto de la gobernabilidad, del que tendremos novedades sólidas el jueves de esta semana.


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