• viernes, 29 de marzo de 2024
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Opinión / Periodista, de Ayoó. Independiente, pero no de mis ideas, mis amigos y mis estados de ánimo.

Prietas las filas

Por Antonio Casado

Primero los dirigentes territoriales y luego los componentes del llamado "consejo ciudadano" (ejecutiva) de Podemos, salieron de sus respectivas reuniones del sábado como requetés después de comulgar.

La consigna es hacer un "prietas las filas". Empezando por su líder, Pablo Manuel Iglesias: "Podemos sale todavía más cohesionado". Y terminando por su alter ego virtual, Iñigo Errejón: "Ya sé que hay quienes querrían división y vernos enfrentados. Por desgracia para ellos y por suerte para nosotros, tengo que decirles que los nuevos retos los vamos a afrontar juntos".

Lo demás es silencio. En la reuniones de los barones y de la dirección se recomendó no dar cuartos al pregonero, lavar los trapos sucios dentro de casa, vender unidad de criterio en las apariciones públicas y jurar por tierra mar y aire que el mando de Iglesias no está en cuestión. Al menos hasta que las encuestas encargadas por Carolina Bescansa les den pistas fiables sobre las causas del mal, su inesperada crisis de decrecimiento en las urnas del 26 de junio, qué falló, quién falló, por qué falló, cómo pudiste hacerme esto a mí.

Nada tan extravagante aquí y ahora como confiar a una encuesta la búsqueda de respuestas a las preguntas sobre los fallos que han dejado malherida la causa electoral de Podemos, pues la primera verdad incontestable de lo ocurrido es el clamoroso fallo de las encuestas.

Tanto el recurso a las encuestas sobre causas del batacazo como el cierre de filas nos remite a una sentencia del politólogo italiano, Giovanni Orsina. Dice esto en una excelente entrevista de Lucas de la Cal: "Los nuevos partidos son cada vez menos nuevos. Y ellos lo saben. Por eso han perdido tantos votos".

Es uno de los ángulos inexplorados por los dirigentes podemitas, que han orientado su búsqueda de la caja negra del descalabro hacia causas ajenas a su voluntad (brexit, miedo agitado por PP y PSOE, todos contra uno, las sugeridas malas practicas de un ministro del Interior bajo sospecha, etc) y no hacia la autocrítica o los fallos propios (mal diseño de campaña, según los pablistas, o el pacto con Izquierda Unida, que produjo efectos restrictivos y no los expansivos que esperaban, según los errejonistas.

A mi las palabras de Orsina me han recordado, leyendo a Ramiro Pinilla este fin de semana, el viejo reproche de los anarquistas españoles a la izquierda clásica (comunistas y socialistas) durante la guerra civil: "Quisieron combatir a los militares convirtiéndose en militares".

De estricta aplicación a Podemos. A saber: combatir a la casta convirtiéndose en casta no parece la mejor forma de acabar con la casta. Más bien, es la mejor forma de alimentarla.


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