• jueves, 28 de marzo de 2024
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Opinión / Periodista, de Ayoó. Independiente, pero no de mis ideas, mis amigos y mis estados de ánimo.

La mujer del comisario

Por Antonio Casado

En marzo de 2012 el entonces ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, asistió a la reunión en la que el Gobierno Rajoy decretó una amnistía fiscal para que los contribuyentes deliberada y calculadamente perezosos se retrataran sin sufrir la sanción correspondiente.

Pero debió haberse ausentado por razones legales y morales.

Así lo disponía una ley de 2006, por la que los altos cargos de la Administración están obligados a inhibirse en decisiones oficiales que afectan a sus familiares directos. Era su caso, en relación con su esposa, Micaela Domecq.

La heredera de una fortuna familiar, aprovechó la oportunidad de acogerse a la regularización ofrecida por un Gobierno en lucha contra el fraude fiscal, que buscaba desesperadamente la repatriación de capitales y el saneamiento presupuestario comprometida con Bruselas.

El ex ministro y ahora comisario europeo de Energía no se siente concernido. Su argumento es el régimen de separación de bienes sobre el que se asienta la versión civil de su contrato matrimonial. No es un buen argumento, a la vista de la mencionada norma sobre decisiones que afectan a "familiares directos", sin perjuicio de que tengan o no intereses económicos compartidos.

Tampoco las normas internacionales valoran la separación de bienes si se trata de un servidor público. La normativa sobre blanqueo de capitales recomienda investigar a los cónyuges de los políticos, sin mencionar lo que Cañete considera una eximente.

Ni puede alegar desconocimiento o discrepancia con el espíritu de dicha normativa, al menos la de alcance nacional, puesto que antes ya se había ausentado de un Consejo de Ministros en el que se tomó una decisión que afectaba a su hermano, como alto directivo de Endesa (20 de enero de 2012).

Además de las plantillas legales hemos de aplicar las morales, una vez más. Estamos ante el caso de un contribuyente que juega con ventaja, al menos desde el punto de vista de una información que seguramente llegó a la esposa del ministro antes y en mejores condiciones respecto al resto de los contribuyentes.

Por no entrar en el hecho de que de nuevo comprobamos que quienes practican el separatismo fiscal son quienes, en razón de su posición política o social, deberían predicar con el ejemplo.

Volvemos a lo de siempre. La ética y la estética como exigibles coordenadas en la conducta de gobernantes y servidores públicos en general. Y, en el caso que nos ocupa, al margen de lo que finalmente resulte de la investigación sobre el origen de los capitales aflorados por Micaela Domecq.

Recordemos que la esposa del comisario ya apareció en los llamados Papeles de Panamá como apoderada de una empresa con cuentas en Suiza y figura en la lista elaborada por el Servicio de Prevención del Blanqueo de Capitales, que incluye a 715 personas políticamente expuestas "y sus familiares".


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