• viernes, 29 de marzo de 2024
  • Actualizado 09:05

Opinión / Escritor y periodista español, que ha desarrollado su carrera en prensa, radio, televisión e internet.

Vamos a aclararnos

Por Andrés Aberasturi

Es fantástico asistir al espectáculo según se acerca el fin de la legislatura y las nueves elecciones. El guión sin fisuras de antes, las solemnes promesas, los agravios y

las seguridades se van desvaneciendo en los discursos y cualquier clavo es bueno para agarrarse a él y poder decir digo donde se había dicho diego.

Pese a las collejas de la CUP a Mas -nunca creí que un partido como Convergencia y un líder como don Artur iban a aguantan tanta humillación- pese a las collejas, digo, en los dos intentos de investidura, lo de Baños y lo de Mas es un número comparable al del PSOE con Podemos. Es que resulta tremendo escuchar a líder de la CUP decir que lo soberanistas habían perdido las elecciones y a los dos días sentirse legitimados por su "triunfo indiscutible". ¿En qué quedamos? ¿Y qué decir de las cesiones de súper derrotado Artur Mas y de las acomodadas bases de Convergencia a una candidatura claramente anti-sistema con un discurso espectacular en el que se exige eliminar peajes, expropiar pisos e implantar una renta mínima? ¿Cómo es posible que los herederos de Pujol, los del abono en el Liceo y la conciencia más europea de España admitan este mercadeo? Naturalmente que puestas así las cosas, Baños gana por goleada a Mas en coherencia que ya no sabe qué hacer para seguir agarrado al poder.

Hemos perdido el Norte porque si el idilio entre la CUP y Convergencia hubiera resultado absolutamente impensable hace un año, hace menos de un año que el secretario general del PSOE ponía a caldo a Podemos, a sus líderes y a su programa. Eran unos populistas y "jamás" el PSOE iría a ningún sitio con ellos. Para Podemos, el PSOE era la casta, lo segundo peor del mundo -lo peor es el PP- y ya podían ponerse como quisieran en Ferraz que o daban un giro de 180 grados o ni una palabra con esos desalmados. Pues ya no.

Ahora aparece el líder Sánchez asegurando por su cuenta y riesgo -no sé que dirán los de Podemos- que el partido de Pablo Iglesias "ha abandonado la retórica populista y ha ido modulando su discurso" y ya no quieren salir del Euro ni dejar de pagar la deuda; el único compromiso de Sánchez era y sigue siendo no pactar con la derecha pero mira con buenos ojos a Ciudadanos y a la nueva versión -según él- de Podemos.

¿Y qué hace el PP mientras todo esto pasa? Pues saca a pasear a Rajoy y a los suyos y no sabe si arremeter o no contra Ciudadanos que sube y sube en las encuestas. Hay división de opiniones en Génova y si, como es natural, ven en Rivera su oponente por el centro derecha, también entienden que solo sería posible pactar con ellos. Y en eso están, las opiniones divididas y sin saber si subir o bajar.

Aun nos queda mucho por ver pero vamos a aclararnos; convendría que poco a poco nos fueran explicando a los electores de qué va cada uno no ahora sino en el día siguiente a las elecciones. Y en esa necesidad de explicaciones incluyo, naturalmente, tanto a Podemos como a Ciudadanos.


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