• martes, 19 de marzo de 2024
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Opinión / Desde Baluarte

El vértigo de escuchar a Bach

Por Ana Ramírez García-Mina

Crítica del concierto La Pasión según San Juan dentro de la temporada de la Fundación Baluarte con la Orquesta del Siglo XVIII, Cappella Amsterdam dirigida por Daniel Reuss.

La Pasión según San Juan, concierto de temporada en Baluarte. IÑAKI ZALDUA (2)
La Pasión según San Juan, concierto de temporada en Baluarte. IÑAKI ZALDUA

No hace falta tener fe para estremecerse con el relato de la Pasión. Leer entre sus líneas es algo más que atravesar las costillas de la tradición cristiana. De la herida manan la sangre y el agua, las vísceras y el perdón, el calvario y su porqué, si es que lo tiene.

La música que Johann Sebastian Bach compuso para la Pasión suena entre el clavo, la mano y la madera. Habla a todos. Allí puede esperarnos una historia terrible, la mismísima inspiración de la fe o la nada (a veces, más aterradora que la crucifixión).

La Pasión según San Juan toma los textos del Evangelista más humano. Este retrato de Jesús llega a cualquiera porque es poliédrico. Las imágenes del mesías muerto de miedo y muerto en la cruz, entregando su espíritu, no son incompatibles.

Bach la compuso en los días previos al Viernes Santo de 1724. A diferencia de la popular Pasión según San Mateo, más serena y con una construcción compleja, la Pasión según San Juan invita a exaltar las emociones del Evangelio. Incluso cuando son contradictorias. Por eso, las interpretaciones de la Pasión transmiten esa angustia y tienden al extremo.

Pero la lectura de la Orquesta del S. XVIII y la Cappella Amsterdam huyó de las aristas. El Auditorio Baluarte fue la única parada española en la gira del conjunto fundado por Frans Brüggen. Las entradas del coro en el primer número (“¡Señor, soberano nuestro!”) fueron sorprendentemente redondas, apenas brillantes y sin ataque. Eso sí: la batuta de Daniel Reuss supo construir la emoción gradualmente, de un modo original en esta obra, especialmente en la segunda parte.

Esta tendencia se mantuvo durante toda la Pasión. El conjunto de la orquesta y el coro fue limpio, sin estridencias y con el sonido opaco que caracteriza a los instrumentos de la Música Antigua. Las voces del coro estuvieron perfectamente empastadas y supieron oscilar entre las corales serenas y la agresividad al interpretar al pueblo (“¡Crucifícalo, crucifícalo!”). Las emociones se concentraron en el trabajo del tenor Thomas Walker, que interpretó al Evangelista.

Además de una técnica impecable, Walker posee el carisma de un gran narrador y una voz con proyección y control sobrados. Así lo demostró con su ornamentación audaz. Apasionado y expresivo, el tenor fue la piedra angular de la Pasión y brilló tanto en los pasajes de recitativo más planos como en los más dramáticos. El momento del azote o de la muerte de Cristo fueron sus puntos álgidos.

El barítono Henk Neven encarnó a un Cristo humano y calmado, de voz densa pero sin resultar pesada. Aunque el protagonista escrito por Bach no contiene grandes oportunidades para el despliegue del instrumento, Neven demostró el dominio de su papel. En este sentido, también cabe mencionar al barítono de la Cappella Amsterdam que interpretó a Poncio Pilato.

Las dos arias interpretadas por la soprano Julia Doyle pertenecen a los momentos más elegantes de la noche. Colocada junto a la sección de viento madera, la cantante se fundió perfectamente con su timbre. Mejor en los agudos que en los graves, Doyle proyectó su voz lo suficiente. No fue así en el caso del contratenor Daniel Elgersma, aunque en las arias acompañadas por tiorba y cuerda su voz destacó más y se escuchó equilibrada.

Andrew Tortise fue, quizá, el solista con más dificultades. Con un timbre más bien opaco y un volumen escaso, el tenor se mostró inseguro en el aria “Erwäge, wie sein blutgefärbter Rücken” (“Considera cómo su espada manchada de sangre…”), descuidando la afinación en alguna ocasión. El barítono Nicholas Mogg, aun con una voz más humilde que la de Neven, interpretó sus arias con gusto y una proyección suficiente para superar el volumen de la orquesta.

El trabajo de la Cappella Amsterdam y la Orquesta del siglo XVIII fue impecable. Daniel Reuss escogió una lectura de la Pasión según San Juan con rigor histórico, sin efectismo ni afectos desbocados. La obra fluyó sin aspavientos y aun así provocó el vértigo de siempre, el de escuchar a Bach. El dramatismo y la trascendencia no estaban en la interpretación, sino en la música. ¿Dónde si no?

FICHA

Sábado, 13 de abril, a las 20h en el Auditorio Baluarte. Concierto de temporada de la Fundación Baluarte.

La Pasión según San Juan, BWV 245, de Johann Sebastian Bach (1685-1750)

Orquesta del Siglo XVIII, Cappella Amsterdam

Director: Daniel Reuss

Solistas: Thomas Walker (Evangelista), Henk Neven (Cristo), Julia Doyle, Daniel Elgersma, Andrew Tortise y Nicholas Mogg.


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El vértigo de escuchar a Bach