• jueves, 28 de marzo de 2024
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Opinión /

El nuevo imperialismo comunista

Por Alfonso Ibáñez

No es sólo Ucrania, es el moderno imperialismo comunista intentando destrozar nuestro modelo de sociedad, la democracia, la libertad, el futuro y la prosperidad.

Cualquier persona con un mínimo de sensibilidad no puede sino ver con espanto y horror lo que el ejercito ruso está haciendo en Ucrania. Toda una auténtica barbaridad, el asalto militar a un país soberano e independiente contra el que se ha iniciado una guerra en la que una vez más no se distingue entre militares y civiles. Hombres, mujeres, niños, ancianos… todos son susceptibles de ser asesinados con tal de que Putin consiga unos objetivos totalmente fuera de la ley y de la razón, la reedición de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas URSS. Un movimiento que, curiosamente, es una copia exacta al que realizó Hitler para iniciar la IIGM. 

Y es que comunismo y nazismo, sin ser lo mismo en el fondo son idénticos. Se trata de anteponer la ideología a las personas, a su derecho a la vida y/o a la libertad. No en vano en septiembre de 2019 el Parlamento Europeo aprobó una resolución en la que se equiparaban el comunismo y el nazismo a la vez que se condenaba ambas. En la misma resolución, se aconsejaba a los gobiernos rechazar cualquier atisbo de estas ideologías, además de animar a que se prohibiera y retirara de los espacios públicos cualquier símbolo que pudiera servir para reconocerlas o ensalzarlas. 

Y quizá no nos hemos tomado demasiado en serio esta resolución pensando que dichas ideologías son cosa del pasado, que los 6 millones de muertos a causa del nazismo o que los 220 millones de asesinados por el comunismo son cosa de otros tiempos. Gracias a Dios, el nazismo ya está prácticamente erradicado de la faz de la tierra, pero hemos permitido que por todo el mundo los comunistas nos presenten su ideología como algo bondadoso, respetuoso con las personas y paraísos de libertad y en esta cuestión  hemos cometido un gravísimo error. Al renacimiento de esta perniciosa ideología, a la aceptación como normales de las dictaduras comunistas asiáticas y latinoamericanas, aquí en España hemos añadido la decisión de  aceptar como normales y dar carta de naturaleza a partidos de corte comunista en cualquiera de sus numerosas vertientes y que teníamos que haber rechazado tal y como se nos indicó en la resolución del Parlamento Europeo. Y no me refiero tanto a ilegalizar a unos partidos como a demonizar a unas concretas ideologías. Lo hemos hecho con el nazismo, que en nuestro país no existe y no lo hemos hecho, mas bien al contrario, con el comunismo. 

Y hoy es el día en que el comunismo imperialista ruso asalta un país europeo, comete el habitual genocidio al que nos tiene acostumbrados, y la respuesta en nuestro País de los grupos de siempre, respaldados por los partidos y plataformas marxistas de siempre, convocan una manifestación, no para pedir a Putin que deje de asesinar civiles, sino para pedir a la OTAN ¡que se disuelva!. 

Y es que el comunismo es así y siempre ha sido así. Nos han intentado convencer de que la resolución del Parlamento Europeo ya no procedía, que el comunismo de hoy ya no es comunista sino Nuevo Comunismo, cuestión esta que ya se ha demostrado absolutamente falsa. 

No condenar las acciones criminales de Putin, ponerse de perfil cuándo no del mismo lado, no solamente deja bien a las claras que en ese terrible mundo nada ha cambiado, sino que demuestra que para algunas personas la modernidad de nuestros tiempos no influye en absoluto en su poco o nulo respeto por la vida y los derechos de los demás. 

Así actuó el comunismo el siglo pasado y así lo sigue haciendo. Recordemos los 6.832 religiosos y religiosas asesinados por hordas comunistas antes de la guerra civil por el único delito de creer en Dios. En nada ha cambiado su libro de ruta y Ucrania hoy es un buen ejemplo de ello. Y la sociedad de la hiper comunicación ahí sigue dormida y anestesiada en su aburguesamiento. 

Hay ideologías totalmente perniciosas, especialmente aquellas que no respetan ni las vidas ni los derechos humanos. Y pretender blanquear el comunismo o el terrorismo pactando como hace el mundo socialista con siglas trufadas de totalitarismos o terroristas, es absolutamente nocivo para nuestra sociedad. 

En un mundo moderno, han de prevalecer siempre  derechos individuales como  la vida,  la libertad o la dignidad, por encima de los derechos colectivos que conculquen los anteriores. Y no hacerlo así, aunque a primera vista pueda parecer que muestra cierta bondad, al final siempre termina  provocando una debacle social. 

No es sólo Ucrania, es el moderno imperialismo comunista intentando destrozar nuestro modelo de sociedad, la democracia, la libertad, el futuro y la prosperidad, la vida tal y como la concebimos en nuestro entorno. Ayer se llamaba Stalin y hoy Putin. Ayer fueron vencidos y esperemos que mañana también lo sean. 


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