El pasado 4 de febrero se celebró el día mundial contra el cáncer. Seguramente a nadie de los que lean estas líneas y que haya tenido relación con esta enfermedad le suene extraño este escrito.
Cáncer. Una palabra que hace que en un instante algo tan corto te rompa entero. Una sola palabra que hace aparecer incertidumbres que ni sabías que existían y que te hace tambalear todo tu concepto de vida.
Cada año se diagnostican en España 215.000 nuevos casos de cáncer. Una cifra elevada. La buena noticia es que casi el 60% de los tumores malignos se curan. Hay futuro. Los datos de supervivencia del cáncer han mejorado notablemente. El incremento en el conocimiento ha derivado en que hoy en día la medicina cuente con nuevos tratamientos dirigidos a las alteraciones que tienen las células malignas o nuevos tratamientos en inmunoterapia para luchar contra la enfermedad.
Además entre el 30% y el 50% de los cánceres se pueden prevenir adoptando hábitos saludables. Se necesitan mayores esfuerzos para comprender los factores de riesgo y para mejorar la prevención, el diagnóstico precoz y el tratamiento. Incluso en la fase terminal de la enfermedad, se puede y debe aliviar el sufrimiento del paciente con los cuidados paliativos adecuados.
Cada día tengo más claro que el futuro para erradicar esta enfermedad es la investigación. La administración pública debe invertir todos los esfuerzos en esa línea, apostar por la tecnología y sobre todo evitar la fuga de cerebros. De la Ribera además tenemos grandes profesionales que trabajan en este campo. Ahora me vienen a la memoria dos tudelanos, seguro que hay más, que cada día trabajan en cómo combatir esta enfermedad.
Uno es Oscar Llorca, biólogo estructural y director del Programa de Biología Estructural del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) de Madrid que dirige el Programa de Biología para aplicar técnicas de visualización molecular y contribuir así al desarrollo de nuevas terapias contra el cáncer. Otro es el biólogo y bioquímico Iñaki Ochoa del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A) donde desde Zaragoza trabaja en un proyecto para imitar el tejido humano en el laboratorio. Un orgullo para nuestra ciudad.
Padecer una enfermedad es una carga para cualquiera. El cáncer es mucho más que datos clínicos ya que seguimos teniendo miedo. Miedo a decirlo para no parecer frágiles, miedo a ayudar por no saber cómo. En definitiva un miedo que hace que el paciente y su familia se sientan aislados. Cada uno de nosotros de manera colectiva o individual podemos contribuir con nuestro granito de arena a combatirlo.
Toda enfermedad tiene un estigma asociado y este siempre produce problemas laborales, sociales y emocionales. Empecemos llamando a las cosas por su nombre. No es una larga y penosa enfermedad, es cáncer. Normalizar socialmente esta enfermedad utilizando la terminología correcta facilitará a pacientes y familiares a convivir mejor y más integrados en la sociedad. Sin duda, el cáncer es una enfermedad seria, pero que debe afrontarse como una patología más que va a suceder a lo largo de la vida de muchas de las personas.
Como todo en la vida, juntos somos más fuertes. Yo pediría a los gobiernos que apuesten por la investigación; a los científicos, sanitarios, asociaciones y voluntarios que no desistan de su esencial trabajo; a los familiares que no olvidemos por favor a los que están y a los que se fueron y a los más importantes, a los pacientes que no bajen los brazos y sigan peleando. Para los que luchan contra el cáncer todos los días son 4 de febrero. Todos sois unos ganadores. Estoy seguro que algún día se acabará esta batalla y la victoria será eterna. Va por todos ellos.
