• jueves, 28 de marzo de 2024
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Blog / Cartas al director

Las luces y las sombras de Pamplona: en busca de la seguridad

Por La voz de los lectores

Artículo de opinión remitido por Judith Sarrablo

Una calle oscura iluminada por una farola. ARCHIVO
Una calle oscura iluminada por una farola. ARCHIVO

Nuestra Pamplona, catalogada y admirada como la ciudad española más internacionalmente conocida por las luces que irradian a través de su folclore autóctono, sus tradiciones ancestrales e históricas, su esencia foral y, como no, su Patrimonio con carácter propio y pilar artístico de alto nivel cultural, está en la actualidad entre luces y sombras que no pasan inadvertidas.

La Pamplona de día, diversa y cosmopolita, convive con un sinfín de turistas. La luz existe y, relativamente, la seguridad ciudadana está controlada por las cuatro Fuerzas del Estado que nos custodian, amparadas por el Área de seguridad ciudadana municipal cuya función es “velar por nuestra convivencia y proteger nuestro derecho, libertad y previene las situaciones de emergencia”.

Existen espacios urbanos que es imposible transitar, como en todas las ciudades, por el reagrupamiento de guetos e inmigrantes ilegales de etnias sin trabajo donde los hurtos están a la orden del día. Pero, frente a esta situación, la única solución es no pasear por nuestro histórico Casco Antiguo, por los mediodías solitarios de las nuevas zonas de expansión y por nuestros parques dotados de artes florales y zoológicos, ni admirar la Fortaleza-Ciudadela que nos distingue de las demás capitales, aunque nos acompañe el Sol.

La Pamplona de noche, oscura y misteriosa, las sombras hacen su presencia. La ciudad va perdiendo su propio brillo. Resurge otra ciudad cuyas calles están consideradas como una de las más sombrías de España. Se desvanecen los focos de los autos, las pocas y parcas  farolas cada año tienen menos intensidad, desde que nos adentramos por la carretera en cualquier acceso que no existen luces de apoyo hasta las farolas de cualquier vía urbana. A excepción de las luces navideñas que nos acompañaban hasta adentrada medianoche, nuestra esperanza para salir sin miedo. ¿Pero qué pasará cuando acabe el tiempo de Navidad?

El miedo en determinados barrios nos invade, y los paseos en las tardes y noches por nuestros románticos parques es un plan imposible, la visibilidad es nula, ni una luz que nos acompañe...solo la Luna y cuando está llena.

El paisaje y su arquitectura es muy importante en una ciudad ya que nos proporciona pulcritud, estética, armonía y belleza.  De lo contrario, nos acostumbraremos a vivir con una Pamplona gris, amiga de la podredumbre y coexistiendo con la delincuencia juvenil oculta en los parques y callejones, como si fuera el renacer del 'Chicago años 20' en nuestro estimado municipio.

Artículo de opinión remitido por Judith Sarrablo

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