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Blog / Cartas al director

Eutanasia y deshumanización

Por La voz de los lectores

Ante la realidad constante del sufrimiento humano, la profesión farmacéutica desempeña un papel fundamental e insustituible.

Debate sobre la eutanasia y el suicidio asistido.
Debate sobre la eutanasia y el suicidio asistido. ARCHIVO

Acaba de aprobarse la Proposición de Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia, en el Congreso de los Diputados, y queremos mostrar nuestra opinión a la misma y no permanecer calladas e impasibles ante sus consecuencias.

El sentido y función social de las profesiones sanitarias es cuidar la vida y la salud de las personas. Por ello, “producir la muerte de una persona, de forma directa e intencionada mediante una relación causa-efecto única e inmediata”, como textualmente establece la Proposición de Ley, contradice el fin último de estas profesiones. Ello subvierte su sentido, rompiendo el vínculo de confianza entre sanitario y paciente. 

La Proposición de Ley establece como derecho de los pacientes la colaboración del sanitario a su suicidio, “facilitándole los medios necesarios, incluido el asesoramiento sobre la sustancia y dosis necesarias del medicamento”. Por ello, afecta directamente a la función y sentido último del trabajo del farmacéutico.

Ante la realidad constante del sufrimiento humano, la profesión farmacéutica desempeña un papel fundamental e insustituible. Por ello, reiteramos nuestro compromiso activo con la promoción de la salud y la calidad de vida de los ciudadanos, considerando un deber moral tratar de aliviar el dolor de los pacientes crónicos e incurables. Como farmacéuticos, nuestra función es poner a su disposición toda la formación profesional que hemos recibido, y toda la atención y cuidados para los que estamos facultados. Consideramos que ésta es la respuesta más acorde con la dignidad humana.

Por el contrario, suministrar los medios o sustancias necesarias para que, cuando un paciente tenga un sufrimiento, se suicide sería, no solo una irresponsabilidad (teniendo en cuenta que el suicidio es, en la actualidad, una importante causa de muerte en nuestra sociedad), sino también una respuesta utilitarista y deshumanizada ante el dolor humano.

En el estado actual de la farmacología y la práctica clínica, existen recursos eficaces para aliviar el sufrimiento de los enfermos crónicos o terminales. Estos constituyen, a través de los cuidados paliativos de calidad, la herramienta que procura el trato que toda persona merece en atención a su inviolable dignidad, máxime cuando se encuentra en un estado de dependencia absoluta.

En conclusión, abordar el sufrimiento humano provocando directa y voluntariamente la muerte de las personas que lo padecen es, ante todo, un fracaso del sistema asistencial, pero también de una sociedad que, lejos de suprimir a los débiles y sufrientes, debería dedicarles los mejores esfuerzos y recursos disponibles, precisamente porque son los que más los necesitan. Por eso la eutanasia se convierte en el más eficaz medio de deshumanización.

* Carta remitida por Ángela Aparisi Miralles y Sagrario Crespo Garrido, vocales de la Asociación Española de Farmacia Social (AEFAS).

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