• viernes, 29 de marzo de 2024
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Blog / La Claqueta

“El hombre del norte”, una cinta de vikingos de buen ritmo y un revolucionario director

Por Santi Irurtia

Presenciamos una historia de venganza sencilla pero capaz de cuestionarse a sí misma.

Alexander Skarsgård en El hombre del norte.
Alexander Skarsgård en El hombre del norte.

Es difícil hablar de “El hombre del norte” sin mencionar a su joven director Robert Eggers y sus anteriores dos películas. Eggers apareció allá por 2016 con una cinta de terror llamada “La bruja” (la tenéis en Netflix), el logro de la cinta era ser capaz de crear una atmosfera con unos pocos personajes que nos trasladan a la Nueva Inglaterra de 1630. Además, nos descubrió a la argentina Anya Taylor Joy (“Gambito de Dama”, “Múltiple”, “Peaky Blinders”) que ahora domina Hollywood y, probablemente, sea la única actriz que se acerca a la estela de Zendaya.

Su segunda película, “El faro” es una apuesta mayor, si cabe: blanco y negro, 1890, Nueva Inglaterra, dos hombres (Robert Pattinson y Willem Dafoe) trabajando en el faro de una isla en la que poco a poco se van volviendo locos.

Así pues todos estábamos interesados en presenciar la visión de este director tan particular del mundo vikingo, especialmente ahora que son tan populares en las series. Y el resultado no decepciona, nos adentramos en una visión tan realista como parece posible de un pueblo con costumbres religiosas y rituales de todo tipo (incluso deportivos) que enriquece y dinamiza una trama general que ya hemos visto antes: En Islandia, en pleno siglo X, un príncipe nórdico (Skarsgard) busca vengar a toda costa la muerte de su padre.

De hecho esta trama principal tan conocida (y que al parecer inspiró a Shakespeare a escribir “Hamlet”) fue lo que más me chocó teniendo en cuenta lo atípicas de sus anteriores historias. Sin embargo, entiendo que es la contrapartida por parte del estudio para darle 90 M en una cinta que no es una secuela ni se basa en una marca consolidada. Para tener en cuenta, “La bruja” costó 4 M y “El Faro” tuvo un presupuesto de 11 M, en “El hombre del norte” nos encontramos con una mezcla de autor y comercial muy original y a la vez mucho más digerible para el gran público de lo que hubiera imaginado. De hecho, más digerible que “El Renacido” el ejemplo reciente más parecido a esta película.

A pesar de unas secuencias oníricas, la historia está continuamente avanzando mostrándonos grandes escenas de acción rodadas con tomas largas, localizaciones fotografiadas con un preciosismo inmaculado y nos está transportando  a una forma pasada de vivir de una forma que no tiene precio. Además, hay un continuo tira y afloja entre el realismo que hay en cada objeto, en cada prenda con una fotografía que le otorga una épica mitológica que tiene su catarsis en la lucha final rodada en contraste impecable.

Vistas las concesiones de su director para entregar la versión más única y diferente pero entretenida posible, me sorprende que la estrategia de marketing haya querido venderla como una película de acción más cuando es en este caso cuando sí veo legítimo hablar de una experiencia (esa palabra usada hasta el infinito para cualquier cosa).

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“El hombre del norte”, una cinta de vikingos de buen ritmo y un revolucionario director