Locutaré por ti cada 16 días

Permítanme que vincule en este escrito dos celebraciones que tuvieron lugar la pasada semana con un extraño caso acontecido en nuestra galaxia y que ha dejado pensativos a más de uno.

El jueves día 13 de febrero celebramos un año más el Día de la Radio. Una conmemoración de fecha reciente, ya que la ONU estableció esta fecha en el año 2011, con motivo de la creación de Radio de las Naciones Unidas en 1946.

¿Escuchan la radio? Estoy convencido de que sí. Música, noticias, entrevistas…En resumidas cuentas, la palabra.

Y llegó el viernes y con él los numerosos mensajes de amor, corazones, declaraciones, poemas románticos, bombones, ramos de flores…

Mi madre, que tiene un sentido del humor maravilloso, me remitió un mensaje por whatssap en el que rezaba lo siguiente a tenor del Día de los enamorados: ‘El 14 de febrero pondré un helado en mi mesa y tendré la satisfacción de ver cómo alguien se derrite por mí’

Dos festividades, el Día de la radio y el Día de los enamorados, de la mano.

El caso es que acudiendo a un acto cultural en el que la música adquiría el protagonismo me encontré a unos muy buenos amigos italianos que me preguntaron:

-¿Has leído la noticia de la galaxia?

Negué con la cabeza.

-Algo está enviando señales de radio a la Tierra desde otra galaxia que llegan periódicamente cada 16 días.

Me quedé como los oyentes que escucharon aquel programa de radio de un joven Orson Welles referente a la guerra de los mundos.

Al parecer en ciclos de 16 días y de forma constante un equipo de científicos ha registrado potentes ráfagas de radio producidas por fuentes energéticas provenientes de fuera de nuestra galaxia. Anualmente se descubren decenas de estas señales, pero nunca antes habían sido registradas de forma repetida y estable.

Una de las opciones que se baraja es que un astro esté orbitando un agujero negro, por lo que siempre que el agujero negro se encuentre en medio impedirá la llegada de la señal recibida. Otra de las posibilidades es que se trata de un sistema binario de estrellas en el que una de ellas más pequeña y densa emita las señales que se vean atrapadas por la grande cada cierto tiempo según la órbita que tengan.

En cierta ocasión escuché que la luz de las estrellas son hogueras que hacen los seres del cielo para que les veamos.

En esta ocasión quizá sea alguien que cada dieciséis días a través de las ondas ‘galácticas’ le esté diciendo a otra que le quiere.

Porque no sólo en la Tierra se vive el Día de la radio y el Día de los enamorados.