• martes, 19 de marzo de 2024
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Blog / La cometa de Miel

Bienvenido Mister Marshall

Por Pablo Sabalza

Desde hace ya dos años cada lunes y miércoles acudo a mis clases de inglés.

Un momento de la película Bienvenido Mister Marshall
Un fotograma de la película Bienvenido Mister Marshall.

Mi profesora, una encantadora eslovaca de vida viajera, nos marca distintos deberes que todos los alumnos de la clase realizamos o, por lo menos en mi caso, con más intención que acierto.

La semana pasada nos solicitó que redactásemos en unas cuantas líneas cuál era la película, o una de las películas, que más nos gustaba para que el resto la adivinásemos.

Al salir de clase advertí un cartel que apuntaba con grandes letras, ‘Black Friday’.

Me quedé paralizado viendo aquel anuncio.

Y lo tuve claro.

La película que presentaría a mis compañeros de clase sería Bienvenido, Mister Marshall.

Nos situamos en los años 50.

Villar del Río es un pequeño y tranquilo pueblo en el que nunca pasa nada. Sin embargo, el mismo día en que llegan la cantante folclórica Carmen Vargas y su representante, el alcalde (Pepe Isbert) recibe la noticia de la inminente visita de un comité del Plan Marshall (proyecto económico americano para la reconstrucción de Europa). La novedad provoca un gran revuelo entre la gente, que se dispone a ofrecer a los americanos un recibimiento muy especial. 

Todos los habitantes del pueblo se preocupan por agasajar a Mr. Marshall.

Leía en una crítica de su tiempo que la condición de soñadores de los españoles como pueblo se aprecia en el momento en el que el alcalde convoca a todo el pueblo en la plaza de la iglesia para que ordenadamente, dejen por escrito sus peticiones a los americanos.

Aquí reside no solo el alma y las aspiraciones de la sociedad española de la posguerra sino también las de la sociedad actual.

La voz de Pepe Isbert resonaba en mi mente diciendo:

-Una cosa. Sólo puedes pedir una cosa.

Uno solicitaba un reloj aunque siempre llegase tarde a todos los sitios; otra pedía un piano aunque no lo supiese tocar; una mula, quería otro…

Y entre tanto, saltaba el alcalde diciendo: “Como alcalde vuestro, yo os aseguro que para pagar esto ni un céntimo ha salido de las arcas públicas, porque en las arcas jamás ha habido un céntimo."

Hoy, sesenta y cinco años después de esta preciosa película, seguimos saludando a los americanos y dando la bienvenida a Mr. Marshall a través del Black Friday o de Halloween o con Valentine’s Day o con las Cheerleaders o Santa Claus o Cybermonday.

Adivinaron mis compañeros de inglés, pues son muy listos, el filme en cuestión.

Lubomira, la encantadora profesora eslovaca de vida viajera, apuntó el título para ver la película y así conocer la idiosincrasia española.

Y yo, desde hace una semana, no hago otra cosa que tararear una canción que dice así…

Los yanquis han venido, olé salero con mi regalo.

Y a las niñas bonitas van a obsequiarlas con aeroplanos.

Con aeroplanos de chorro libre, que corta el aire.

Y también rascacielos bien conservaos en "frigidaire".

Ay, americanos, vienen a España guapos y sanos.

Viva el tronío de ese gran pueblo con poderío.

Ole Virginia y Michigan y viva "Tersas" Que no está mal, no está mal.

Os recibimos, americanos con alegría. Ole mi mare, ole mi suegra y ole mi tía.

El plan Marshall nos llega del extranjero pa' nuestro amigo.

Y con tantos parneses me ha echao del pelo Villar Del Río

Traerán divisas pa' quien toree mejor corría

Y medias y camisas pa' las mocitas más presumías.

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Bienvenido Mister Marshall