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Elena Asins y los fragmentos de la memoria

Por Miguel López-Remiro

Mientras imparto clases en la Universidad en Barcelona de cultura contemporánea, vuelvo a ciertas claves de la obra de la artista Elena Asins (Madrid, 1940- Azpirotz, 2015).

Elena Asins, Albiko Trikuharri II (Dolmen de Albi II). Colección Museo Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Elena Asins, Albiko Trikuharri II (Dolmen de Albi II). Colección Museo Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

La semana pasada se inauguraba la exposición retrospectiva sobre esta artista en la ciudad de Guadalajara de México.

Con el título de Fragmentos de la memoria, esta muestra es la primera monográfica que se realiza en América sobre Asins, y plantea un recorrido por su trayectoria, referente del arte conceptual y del arte basado en la computación y el cálculo. La suya fue una carrera que destaca por la capacidad de crear una narrativa personal comprometida en una gran obra, totémica y coherente como pocas. Asins es para mi la artista española más importante de nuestro tiempo, clave para entender el arte del último tercio del siglo XX en nuestro país.

La muestra en Mexico se inscribe en el programa de la Feria Internacional del Libro, FIL, que se celebra en Guadalajara, en el que es considerado como el evento en torno al libro de habla hispana más importante del mundo, sólo superado a nivel global por la feria de Francfort. En esta 31 edición de la FIL, la región invitada de honor es Madrid, y el programa cuenta con autores del campo de la literatura, pero también del cine, de la música o del arte.

En este contexto, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, entidad que custodia el legado de Elena Asins tras su fallecimiento hace ahora 2 años, la ha elegido como artista emblemática de Madrid y ha llevado hasta Guadalajara una selección de sus fondos. Asins era de Madrid, y sus antepasados se remontaban en esta ciudad en varias generaciones. Me hablaba de su familia dedicada a la construcción en metal, lo que descubrí después es que la Casa Asins, con taller en Chamartín, impulsada por su bisabuelo, Bernardo Asins, formado en París con Eiffel, ejecutó obras tan importantes como el Palacio de Cristal o el Palacio de Velázquez.

Asins, vivió y estudió en Madrid, fue una de las impulsoras en los años 60 del Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid, pero también residió en Alemania y Nueva York, y decidió en los años 90 instalarse en Navarra, en el pequeño pueblo navarro de Azpirotz, donde se arraigó y donde nos conocimos; allí pasó los últimos 20 años de su vida. La naturaleza de este lugar no dejaba de sorprenderle y la tomó como referencia, por ejemplo en su series de dólmenes, como el dólmen de Albi recogido en una obra perteneciente al Reina Sofía.

Recuerdo hablar en su momento con Elena Asins de lo interesante que podía ser que su obra pudiera viajar a Latinoamérica, por su relación con la estética de los ciertos creadores originarios de este continente y por el dinamismo que existe en esta parte del mundo en torno al arte. Es ahora cuando su obra llega hasta aquí, en un ejercicio curatorial y de transición a otro sitio que seguro le habría gustado, promovido por el Museo Nacional y como homenaje a una madrileña universal.

Expongo a mis alumnos la sutileza de unos argumentos estéticos de Elena Asins, y pienso de nuevo en el sincero compromiso que demostró hacia su obra. Pero sobretodo recuerdo esa posición de invitarte a no perder la tensión. Y su discurso sobre el trabajo sobre el talento: porque es necesario y porque ese talento teje una deuda con la sociedad.

Fragmentos de la memoria, eso es, y que ahora vuelven.

FRAGMENTO DOCUMENTAL ELENA ASINS-GÉNESIS from malvalanda on Vimeo.

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