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Los cuidadores

Por Leire Escalada

Nickolas Butler regresa en ‘Algo en lo que creer’ al escenario que conoce a la perfección, el Medio Oeste americano, para narrar una historia de amor familiar y fe

Los paisajes del Medio Oeste americano son el escenario de las novelas de Nickolas Bulter
Los paisajes del Medio Oeste americano son el escenario de las novelas de Nickolas Bulter

El Medio Oeste americano, con sus extensos campos de cultivo y sus pueblos surcados por carreteras secundarias, vuelve a ser el escenario de la nueva novela de Nickolas Butler (Allentown, 1979), Algo en lo que creer. El autor de la exitosa Canciones de amor a quemarropa regresa a este espacio que tan bien conoce para narrar una emocionante historia de amor entre padres e hijos, abuelos y nietos.

Su protagonista es Lyle, un jubilado que vive con su mujer, Peg, en un pueblo de Wisconsin y ha dejado atrás los arreglos de electrodomésticos para ocuparse del huerto de unos vecinos. El matrimonio está entusiasmado con la vuelta a casa de su hija Shiloh y su nieto Isaac, de cinco años. Sin embargo, el hogar vive en tensión desde que la joven ha comenzado a salir con Steven, el pastor evangélico de una comunidad muy cerrada y estricta.

La novela cuenta la vida de esta familia, en apariencia sencilla, marcada por el paso de las estaciones, que también, con mucho acierto, estructura el libro. Con ritmo pausado, Bulter arranca una historia que va ganando agilidad conforme se desarrollan los hechos. El lector, poco a poco, conoce la hondura de los personajes, sus pesares y momentos felices. Estos recuerdos, como el favorito de Lyle con su padre, un caluroso día de cosecha, contienen algunas de las escenas más bellas. Algo en lo que creer es una novela hermosa y nostálgica, cuajada de escenas en las que naturaleza y personajes se funden, a veces como un abrazo, otras como una bofetada.

Precisamente la profundidad de los personajes y las relaciones complejas entre ellos y el retrato de la América profunda distinguen esta novela brillante. La inocencia del niño y la fuerza protectora del abuelo se contraponen a la fiereza soterrada y engreimiento del pastor y a la ceguera de la madre. Pero Butler construye a sus personajes con sus luces y sombras. Inolvidable la escena en la que el joven y vanidoso pastor acompaña a Lyle a casa de su mejor amigo – un viejo personaje divertidísimo y audaz - con la promesa de reparar un viejo Mustang; o las dudas de Lyle sobre sus propias creencias.

Sin embargo, no hay tibieza a la hora de posicionarse. Lyle encarna la bondad, el abuelo y padre protector que trata de cuidar a su nieto e hija, incluso de ella misma: “¿Cómo discutir con alguien a quien se ama con tanta intensidad?, se preguntaba.  Sentía que algo le quemaba por dentro, pues, por más que rehuyera el enfrentamiento, si la iglesia de Shiloh era la fuerza que les estaba arrebatando a su hija y a Isaac, estaba ya predispuesto a que no le gustara”. Él es el cuidador, pero también necesita ser cuidado. Por su mujer, por sus amigos, por su nieto. Cada personaje es la luz de otro.

Una historia que conmueve y abre un abanico de reflexiones en torno al amor, la generosidad, la fe, el fanatismo y el sentimiento de pertenencia a una comunidad: “Porque – y esto todavía es cierto – existen pequeños pueblos en todo el mundo, tan íntimos y conectados, que el dolor o la alegría de uno de sus habitantes puede ser compartido por sus vecinos con la misma intensidad”.

Algo en lo que creer. Nickolas Butler. Libros del Asteroide, 2020.  352 páginas. 21,95 euros.

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