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El enigma del verano

Por Leire Escalada

Joël Dicker, autor del bestseller ‘La verdad sobre el caso Harry Quebert’, vuelve a las librerías con una novela de intriga ambientada en su país natal, Suiza

Un hotel de lujo en los Alpes Suizos es el escenario de la nueva novela de Joël Dicker.
Un hotel de lujo en los Alpes Suizos es el escenario de la nueva novela de Joël Dicker. ARCHIVO

Joël Dicker (Ginebra, 1985) lo ha vuelto a hacer. Tras el éxito de La verdad sobre el caso Harry Quebert y de las novelas que le siguieron, el autor suizo regresa con El enigma de la habitación 622, una adictiva policiaca ambientada en su país natal. Y no solo el escenario guarda relación con el escritor, que en este thriller se convierte a sí mismo en personaje y rinde homenaje a su editor, el célebre Bernard de Fallois, fallecido en 2018 en París, a los 91 años.

El planteamiento de la trama es muy original: se comete un asesinato, pero el lector no solo desconoce quién es el homicida, sino también la víctima. Y lo mismo le sucede al Joël Dicker personaje que en la novela se marcha de vacaciones a un lujoso hotel de los Alpes Suizos. Allí, junto a otra huésped, Scarlett, comienza a investigar qué ocurrió en la suite 621 bis, como se ha rebautizado a la 622, donde años atrás se cometió un homicidio a tiros.

Es en este exclusivo alojamiento, el Palace de Verbier, donde el Banco Ebezner, con sede en Ginebra, celebraba su Gran Fin de Semana cuando se produjo el crimen. La trama gira en torno a esta entidad y a la elección de su nuevo presidente tras la muerte del patriarca. Este escenario desentierra toda suerte de rivalidades, envidias, mentiras y enredos, impulsados por un triángulo amoroso y las ansias de poder.

La historia circula en tres tiempos distintos: el año 2018, con la investigación de Joël y Scarlett; años antes, cuando tiene lugar la noche del crimen, y se narran sus días previos y consecuencias; y flashbacks que permiten conocer mejor la vida de los protagonistas. Esta estructura imprime un ritmo dinámico a la trama y contribuye a ahondar en la tensión y las capas de la historia.

La maestría de Dicker para mantener el misterio y los virajes de la trama, sumados al tono irónico, suplen puntos flacos de la novela, como los tópicos o el hablar a veces impostado de los personajes. Por ejemplo, cuesta imaginar a la asistenta doméstica del hogar de los Ebezner llamar constantemente a sus jefes “señorito” y “señorita”, lo mismo que uno de los protagonistas, Macaire Ebezner, se dirija a su esposa como “chatita”.

Sin embargo, la historia atrapa al lector desde el comienzo y lo lleva en volandas a través de sus más de 600 páginas, saltando entre los distintos tiempos de la historia a buen ritmo. El lector es un investigador más que conforme avanza va tumbando o fortaleciendo sus pesquisas. El enigma, además, se mantiene hasta prácticamente su final, un tanto rocambolesco. Sin hacer spoiler, apunta el autor en su última frase: “La vida, igual que una novela, tiene que ser una aventura. Y las aventuras son las vacaciones de la vida”. Y El enigma de la habitación 622 puede ser la novela de estas vacaciones.

El enigma de la habitación 622. Joël Dicker. Alfaguara, 2020. 624 páginas. 22,90 euros.

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