• viernes, 19 de abril de 2024
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Blog / Marea de libros

Cuando el amor es tóxico

Por Leire Escalada

Ida Hegazi Høyer relata en "Perdón" una deslumbrante y demoledora historia sobre la dependencia y el engaño en una pareja de veinteañeros.

Una pareja contempla un gran lago y montañas nevadas.
Una pareja contempla un gran lago y montañas nevadas.

La editorial Nórdica continúa con su rescate de joyas de los países del norte de Europa y Perdón, de la noruega Ida Hegazi Høyer (Oslo, 1981), da buena cuenta del éxito de su labor. La novela, que fue galardonada en 2015 con el Premio de Literatura de la Unión Europea al joven talento más prometedor, cuenta una historia sobre el amor, la dependencia y el engaño protagonizada por una pareja de veinteañeros.

El primer acierto de este libro, que podría verse como una linterna entre las sombras, es la voz narrativa. La autora elige que sea la joven - una chica de 21 años que trabaja en una guardería- quien relate en primera persona los hechos, como una larga carta dirigida a su novio Sebastian - un chaval unos años mayor que ella, que se presenta como filósofo -. 

La primera imagen de la historia no puede ser más cautivadora. Una cama, la suya, en mitad de la acera. Después, automáticamente traslada al lector hasta el comienzo de la relación, que arranca un flechazo, cuando ella descubre al chico en el mar y se enamoran al instante.

Ese mismo día, él le regala un anillo que ha hecho con un sedal de pesca, un objeto irrompible que le entrega como símbolo de su compromiso y que no se puede quitar.

"Eso eras tú: tu boca y mi boca, tu piel y mi piel, tu mano y mi mano,tu sonrisa y mi sonrisa. Y esto es todo lo que recuerdo del comienzo. Bocadillo: no hay ni un tú ni un yo", cuenta la protagonista. Y esa última frase, que se repite varias veces, condensa perfectamente en lo que se irá convirtiendo su historia: una jaula alienante en la que no existen los otros, solo el "nosotros", en la que el amor romántico vela situaciones en las que deberían saltar todas las alarmas.

EL AMOR COMO JAULA

El anillo, que acompaña a la protagonista, es una metáfora evidente de la relación: se ama aunque oprime y daña, y construye lo que son. Es magistral el empleo de este sedal trenzado porque la incomodidad y el dolor que provoca a la protagonista se siente mientras se lee. Hay un acercamiento total a ese absurdo y a esa herida que supera lo físico.

La pareja pronto comienza a convivir, hace planes de boda, y desde el inicio empiezan a vislumbrarse piezas que no encajan, la sombra inquietante que es Sebastian. Ella lo ve, y aunque reconoce que fueron felices, también apunta a todo aquello que generaba primero molestia, y después miedo y dolor. 

Hay una violencia soterrada, que se descubre en sus conversaciones desequilibradas, en las decisiones arbitrarias de él, en la dependencia absoluta de ella: "Yo solo tenía veintiuno y tú eras cinco años más listo. Habrías logrado que cualquier palabra me menguara o me inflara. Esa era tu habilidad. Tenías un manto de palabras, un traje de armas con escudo y espada. Me cogías desde dentro. Podías hacer que pareciera lo contrario"; "Conseguías hacerme dudar de mí misma, en cualquier momento. Mi confianza en ti era inquebrantable, como una promesa".

Sin embargo, pese a su vulnerabilidad, la protagonista no es un personaje débil y es ella quien busca responder la gran pregunta: quién en Sebastián. En este punto la historia cobra una nueva dimensión en el que, casi como un thriller, busca entre mentiras quién es en verdad su novio, qué hay en su pasado, cuál es su verdadero yo.

Ida Hegazi Høyer, socióloga de formación, ha escrito una novela deslumbrante, dolorosa y perturbadora. Asombra su agudeza, lo evocador de su lenguaje. Es una historia de esas que más que leer se beben porque no se puede abandonar. Sobresaliente y demoledora.

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