• jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 09:38

Blog / Marea de libros

Los detectives ya no tienen cara de Humphrey Bogart

Por Leire Escalada

Eduard Palomares debuta en la novela con 'No cerramos en agosto', una divertidísima historia protagonizada por el becario de una agencia de detectives en la Barcelona actual

Eduard Palomares describe los problemas de la Barcelona actual en su primera novela.
Eduard Palomares describe los problemas de la Barcelona actual en su primera novela.

Los detectives de hoy no lucen el semblante hierático y misterioso de Humphrey Bogart en el papel de Philip Marlowe, el célebre detective de Chandler. En pleno siglo XXI son más bien tipos que pagan las facturas y maldicen la subida del Euríbor. Al menos así parecen que nos presenta el periodista Eduard Palomares (1980) en su primer libro, No cerramos en agosto, una divertidísima novela negra atípica ambientada en la Barcelona actual. Su protagonista es Jordi Viassolo, un joven estudiante de Investigación Privada que consigue un trabajo como becario de una agencia de detectives por un sueldo mísero.

El verano no se presenta nada prometedor para el veinteañero, un lector empedernido de novela policíaca que sueña con aprender las claves del oficio de detective. Sin embargo, el romanticismo se borra a golpe de clic. Marina del Duque, alias La duquesa, prefiere encargarle la tediosa labor de crear un periódico online falso a través del sutil arte del copy/paste. Mientras, debe abrir la oficina durante las vacaciones estivales de la plantilla.

Viassolo, un tanto desesperado, se mantiene en su puesto hasta que llega a la agencia un hombre que asegura que su mujer ha desaparecido, dejando tan solo una carta de despedida que no parece haber escrito ella. El chico decide desobedecer órdenes y aceptar el caso que, con la ayuda del malhumorado y audaz Recasens, un viejo detective de la agencia, comenzará a investigar por su cuenta.

Palomares ofrece una trama muy bien construida, llena de giros e intrigas que mantienen al lector pegado a sus páginas. Lo logra, además, con una historia fresca y actual, que se aleja de los planteamientos clásicos del género al tiempo que los homenajea. En esta novela no faltan menciones a grandes personajes como el propio Marlowe o Pepe Carvalho de Vázquez Montalbán. Pero la Barcelona en la que se movía este último ha cambiado y ahora el turismo de masas campa a sus anchas, los carteristas hacen el agosto todo el año y la especulación inmobiliaria es la que pone los pelos de punta. Las conversaciones del detective becario con sus colegas, en un bar cutre regentado por una familia china, dan cuenta también de algunas inquietudes y problemas de los jóvenes de hoy, azuzados por la precariedad laboral y la inestabilidad.

El autor describe con detalle y agudeza esta Barcelona del siglo XXI en la que se mueve Viassolo con su bici, buenas intenciones y una pizca de desastre. Ese aura de perdedor del protagonista, con pocas dotes de Don Juan y una fina ironía, provoca que el lector empatice con sus aspiraciones y pequeñas y divertidísimas (sobre todo para el lector) desventuras. El improvisado equipo  que forma con Recasens, protagoniza algunas de las mejores escenas, un dúo aprendiz-maestro que hace sonreír. El humor, esa gran forma de tomarse la vida. 

No cerramos en agosto.  Eduard Palomares. Libros del Asteroide, 2019. 364 páginas. 19,95 €

  • Los comentarios que falten el respeto y que no se ciñan al tema de la noticia, podrán ser eliminados.
  • Cada usuario será el único responsable de sus comentarios.
Los detectives ya no tienen cara de Humphrey Bogart