• jueves, 28 de marzo de 2024
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Blog / Cartas al director

¿Dónde está la Pamplona ciudad 30?

Por La voz de los lectores

Artículo enviado por Xabier Aquerreta, consultor en movilidad sostenible y policía municipal.

Un accidente entre un coche y un patinete en Pamplona POLICÍA MUNICIPAL DE PAMPLONA
Un accidente entre un coche y un patinete en Pamplona, en una imagen de archivo. POLICÍA MUNICIPAL DE PAMPLONA

Indudablemente, la pregunta es retórica. Pamplona está muy lejos de ser una "ciudad 30" y, como mucho, podemos decir que es una "ciudad señalizada a 30", que nadie cumple y que nadie hace cumplir, con graves consecuencias en forma de atropellos, como el de hace unos pocos días en la avenida de Guipúzcoa.

Consecuencia de la cada vez menos reciente entrada en vigor de la nueva Ordenanza de Movilidad de Pamplona (2 de agosto), surge la autodenominada "Pamplona ciudad 30". No sabemos si es el sueño de un legislador inspirado por las drogas psicotrópicas, un insulto a la inteligencia de la gente "normal" que tanto le gusta al alcalde Enrique Maya, o una broma pesada y cara hacia el ciudadano pamplonés y el superviviente pamplociclo.

Lo que sí sabemos es que en promocionar la falsa "ciudad 30", el Ayuntamiento de Pamplona ha dedicado más personal, dinero y medios que en mantener, señalizar y proteger vías ciclistas, informar al ciudadano a pedales o vehículos de movilidad personal (VMP), combatir los robos de bicicletas o calmar el tráfico de manera efectiva y proteger pasos de peatones en los últimos diez años. Han hecho de todo, menos conseguir que la velocidad sea eso, 30 km/h.

No hay duda de que la influencia de la velocidad en la gravedad de las lesiones causadas en caso de atropello es vital. Los estudios científicos en la materia lo dejan bien claro: la probabilidad de sufrir heridas mortales si uno es atropellado a 30 km/h es de un 5%. Esa probabilidad sube hasta un 45% con solo un aumento de 10 km/h en la velocidad (40 km/h).

Este dato, que se conoce desde los años 80, debería ser el primer mandamiento de la planificación urbanística y de la movilidad en las ciudades. Aunque no lo es, de momento. Es por ello que solo con 35 años de retraso y decenas de peatones y ciclistas muertos, el Ayuntamiento de Pamplona dice que va a hacer algo al respecto. El problema es que lo que ha hecho por el momento es seguir aplicando la vieja receta que no funciona: señalizar a 30, reductores de velocidad estándar y radares (que aún no han colocado). Algo que ya se hizo en bastantes calles de la ciudad, hace unos diez años, y que ha quedado comprobado que no es suficiente, ni de lejos.

Por apuntar, varios de los muertos por atropellos de los últimos cinco años en Pamplona lo han sido en esas calles supuestamente limitadas a 30 km/h de la primera hornada, o, más bien, calles de toda la vida a 50 km/h en las que nadie cumple el límite de 30 km/h. Hay que modificar la fisionomía de la calle para impedir físicamente desarrollar más velocidad. Solo as, el calmado de tráfico es efectivo. Solo así se protege la vida de los más vulnerables. Pontevedra y su verdadera ciudad 30 es testigo de ello, sin muertos por atropellos desde el 2010.

Decía Albert  Einstein que repetir una misma acción esperando un resultado diferente es una de las definiciones de estupidez. No sé si será tanto como estupidez, pero, cuando menos, es de una incompetencia preocupante. Incompetencia que causa pérdidas irrecuperables de vidas.

Resulta curioso que, hasta el momento, todas las campañas que ha realizado el consistorio a través de la Policía Municipal orientadas al cumplimiento de lo establecido en la nueva Ordenanza de Movilidad, hayan focalizado su actuación en ciclistas y VMP. La circulación de bicicletas y VMP por aceras se ha perseguido con virulencia, estableciendo controles estáticos con personal uniformado en puntos de tránsito de estos métodos de transporte, con el objetivo de detectar y denunciar solo sus infracciones. Y se ha denunciado, sí.

Al mismo tiempo, y pese a que el Ayuntamiento anunciaba que las campañas eran para vigilar el "respeto de la disciplina viaria entre peatones, ciclistas, VMP y el resto de vehículos motorizados", no se establecía ningún control concreto especial de velocidad en el marco de estas campañas en las nuevas calles 30 (tampoco en las antiguas), ni detección y denuncia de adelantamientos peligrosos a ciclistas u hostigamientos contra los mismos. Y nos constan que los hay, a diario, porque yo mismo los he sufrido. Como se incumple a diario la velocidad en esas calles 30, también en las 50.

Deberían darse cuenta de una vez en el Área de Seguridad Ciudadana, porque además son los que informan cada lunes o martes de las hazañas del tráfico pamplonés, de que el principal problema en la ciudad es la violencia vial. Violencia vial que cada fin de semana trae consigo una negra crónica de atropellos, accidentes con cuantiosos daños materiales y conductores de vehículos clásicos a motor detenidos y/o denunciados por conducir borrachos y/o drogados.

Son los conductores de estos vehículos motorizados (coches, furgonetas, camiones, autobuses y motocicletas) los protagonistas principales de esta violencia vial. Son los causantes de todos los muertos hasta el momento por atropello en Pamplona y de todos los daños materiales cuantiosos. Son los causantes de todos los heridos de gravedad entre el colectivo peatonal, ciclista y cochista. Pero son los menos controlados en el contexto de una nueva normativa que también les afecta y de cuyo cumplimiento depende la supervivencia de los demás, como ya se ha comentado anteriormente.

Pero los malos de la película para este ayuntamiento son otros: ciclistas y VMP. Contra ellos está poniendo todos sus esfuerzos, errando el tiro y haciendo el ridículo. Concentra la atención en los causantes de un 10% de los atropellos, de los que el 0% son graves, mientras hace la vista gorda con el 90% restante, que concentra el 100% de los heridos graves y el 100% de los muertos (cifras oficiales del propio consistorio pamplonés).

Según el alcalde, ciclistas y usuarios de VMP son "el principal problema de Pamplona". Teniendo en cuenta las cifras de peatones muertos y heridos por atropello en esta ciudad (cifras que son el doble en Pamplona que en ciudades de tamaño similar), la gran mayoría en pasos de peatones, la segunda línea prioritaria de actuación en materia de urbanismo y movilidad debería ser actuar sobre los pasos peatonales, para despejarlos y protegerlos.

No para este ayuntamiento, de momento. Solo ha actuado en unos 100 pasos de peatones (de 1.566 detectados) en siete meses que lleva en vigor la nueva ordenanza. Pero ya sabían de antemano que venía esta nueva normativa y no han querido adelantarse a ella. Ni con muertos de por medio. Al ritmo actual, tardarán unos nueve años en cumplir lo que indica su propia normativa: que todos los pasos de peatones de Pamplona sean seguros para los peatones.

Por hacer una triste comparación: para pintar media Rochapea de zona azul-naranja y colocar parquímetros, han tardado menos de dos meses. Para actuar sobre los pasos de peatones, llevan siete meses y contamos unos 100 pasos modificados de los 1.566 totales. Vemos claras cuáles sí son las prioridades para este ayuntamiento (coches) y cuáles no (seguridad peatonal a costa de los coches).

¿Hasta cuándo seguiremos así? O planteando esta pregunta de otra manera, ¿cuánta más gente tiene que morir en esta ciudad para que empiecen a cambiar las prioridades en movilidad? Esperemos que no sean 18 los muertos por atropello en seis años en Pamplona y que las dos últimas personas atropelladas en la avenida de Guipúzcoa puedan salir de esta.

Artículo enviado por Xabier Aquerreta, consultor en movilidad sostenible y policía municipal.

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