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Blog / Caracteres con espacios

Vecino nuevo

Por Juan Iribas

El otro día coincidí en el portal con el vecino nuevo. Ya tenía ganas de que hubiera algún alma en el 8ºB, pues, desde que se marcharon los tres estudiantes, mi rellano había perdido vida.

Un bodegón
Un bodegón

El tipo parecía mayor, con cara de cansancio, espalda inclinada.

Un par de días después llamó al timbre y me preguntó si tenía un par de piezas de fruta, algo de verdura, media docena de huevos y un cuenco. Aquello me pareció un abuso, pero él se metió en su piso con todo lo que me pidió.

-Te lo devolveré. De alguna forma te lo devolveré, me aseguró.

Con cara de póquer, rabié por dentro. “Debería haberle puesto cualquier excusa”, pensaba.

Di por perdido el botín que se llevó. Si alguna rara vez que coincidíamos en el ascensor, me negaba a darle conversación. “¡Qué cara más dura la del mamarracho de enfrente!”, decía para mis adentros.

A los seis meses tocaron el timbre un sábado a la hora de la siesta. Sin mirar por la mirilla, abrí la puerta del 8ºA. ¡Error! Era él. ¡Horror!

-Mañana me voy de viaje y mi nevera está vacía, improvisé antes de que él pronunciara palabra alguna.

Con su alma serena, sonrió.

-Te comenté que te lo devolvería de alguna manera, ¿lo recuerdas?, me dijo.

Yo, salvo el cuenco, no veía por ahí ni fruta ni verdura ni un solo huevo…

-Toma, espero que te guste.

Y aquel tipo mayor, con cara de cansancio y espalda inclinada, me dio un bodegón al óleo.

Ideación de ‘Vecino nuevo’

El pasado mes de junio coincidió una amiga en un mercado de Pamplona con el pintor Antonio López.

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