Pereza

Jueves del mes de enero. Tres grados. Llueve. Tengo que acercarme a la biblioteca pública a buscar un libro que ocupe la esquina derecha de mi mesilla.

Me da pereza salir, bastante pereza, mucha pereza. El cuerpo me pide quedarme en casa, marear la perdiz con el ratón del ordenador, abrir la nevera, correr el visillo, encender la radio, ojear la prensa.

Esquelas, deportes, cláusulas suelo, mercado bursátil y Wang. ¿Wang? Lo llaman ‘El niño del hielo’, vive en la provincia china de Yunnan. Todos los días anda una hora desde su casa hasta el colegio.

Al parecer, cuatro kilómetros y medio. Soporta temperaturas de hasta nueve grados bajo cero. En la foto aprecio que ha llegado a su aula con el pelo completamente congelado. Sus compañeros se ríen.

La imagen puede ser graciosa. La realidad no tiene ninguna gracia.

Me pongo el abrigo. Cojo un paraguas. Llego a la biblioteca. Elijo uno de la estantería de ‘Novedades’. ¿Cómo es posible que me diera pereza andar cinco minutos? En fin…

Por cierto, Wang ha sacado un 9,9 en matemáticas. Para mí y para mi pereza, el 0,1 restante…

Ideación de ‘Pereza’

La imagen de un niño que llega congelado al colegio esconde una cruda realidad.

Caracteres con espacios: 1.213