Miradas

Una vez me comentó alguien que desde un agujero muy pequeño se pueden ver muchísimas cosas. Recuerdo perfectamente cuándo, cómo, dónde me lo dijo. Y llevaba razón, ya lo creo.

Hace pocos años, en las obras de construcción de varios apartamentos, un peón de albañil terminaba su jornada a la intemperie y se dedicaba a limpiar las herramientas, que las guardaba con sumo orden, y después barría la acera de la calle. Casi parecía el cuidador de un bonsái por la delicadeza y destreza con las que realizaba su trabajo.

Todo esto, sin saberlo aquel trabajador, lo veía desde las grietas de su persiana el directivo de una empresa que observaba esa escena las tardes que podía con bastante curiosidad e interés.

Cuando estalló la burbuja inmobiliaria, entre otras mil cosas, el peón se quedó con una mano delante y otra detrás hasta que una carambola de la vida, varios años después, lo situó en una entrevista de trabajo ante aquel directivo, que tras varias preguntas de mero trámite, le ofreció un contrato.

-Aunque te parezca mentira, sé cómo trabajas, le comentó el contratante.

Ese día el tal Ramón se enteró de que, durante varios meses, había estado haciendo una entrevista de trabajo a la intemperie.

Ideación de ‘Miradas’

Me cuenta un directivo lo claro que tuvo a la hora de contratar a uno de sus mejores empleados.

Caracteres con espacios: 1.354