• viernes, 29 de marzo de 2024
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Blog / Caracteres con espacios

Barba

Por Juan Iribas

Decidí dejarme barba. Sí, pero no por moda ni estética ni siquiera pereza: no podía afeitarme desde aquel instante.

Recuerdo que era domingo, a eso de las siete y pico de la mañana, cuando uno espera con hambre a que abra el quiosquero para desayunar titulares irrelevantes y suplementos dominicales, por cierto, estos últimos cada vez mejor elaborados.

Me estaba repasando la zona del mentón con una maquinilla eléctrica recién estrenada que no apura como las de los anuncios de la tele cuando sonó el teléfono. “¿Quién puede ser a estas horas? O un pelma o un gamberro o un problema”, pensé. Por desgracia, no era un pesado ni un incivilizado. Reconocí al instante la voz que se encontraba al otro lado.

-Dime Jorge. ¿Qué ocurre?, le pregunté.

Jorge es un tipo al que le podrías confiar las llaves de casa, las del coche o una tarjeta de crédito. Recto, serio, formal.

-Andrés, contestó llorando. Se lo han ‘cargao’ al resistirse mientras le atracaban; lo han dejado sin cartera y sin alma, me dijo de forma poética.

Me quedé sin amigo, me quedé con pena, me quedé sin habla, me quedé con rabia. Y no pude seguir con aquel afeitado. Fui al funeral con un aspecto no sé si sucio, pero, sin duda, dejado.

Hoy, por sorpresa, me he visto fotografiado en las páginas interiores uno de esos suplementos dominicales que cada vez se hacen mejor; era un reportaje sobre el universo hipster, donde aparecían fotos de gente anónima. Pues no, lamento decir a quien firma el reportaje que no voy a la moda. Es que ya no puedo afeitarme. 

Ideación de ‘Barba’

Un buen amigo recibió una mala noticia mientras se afeitaba. A raíz de aquello, le resulta imposible hacerlo. Su barba tiene ya un aspecto como la de aquel ayatolá iraní Ruhollah Musaví Jomeini.

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