• jueves, 28 de marzo de 2024
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Blog / El espejo de la historia

Innerarity: ser filósofo o ser político

Por Javier Aliaga

La vuelta de jueces y fiscales a sus puestos tras su paso por la política activa ha sido seriamente cuestionada. ¿Qué diríamos de los filósofos que compaginan la actividad política con sus cátedras en la universidad? ¿Quedan en entredicho sus propuestas y enseñanzas?

Daniel Innerarity, candidato de Geroa Bai (PNV) al Congreso de los Diputados en dos ocasiones.
Daniel Innerarity, candidato de Geroa Bai (PNV) al Congreso de los Diputados en dos ocasiones. ARCHIVO

¿Se puede regresar a la judicatura o a la fiscalía, tras haber pasado por la política activa en un cargo político o gubernamental? Por higiene democrática, muchos opinan que no; pues ponen en tela de juicio, nunca mejor dicho, su independencia, arriesgándose a ser recusados por ser sospechosos de prevaricación.

En lo que respecta a los filósofos, no cabe duda que es legítimo que puedan compaginar sus cátedras con la política. Ahora bien, ¿puede ejercer con total libertad sin bagajes de partido? Al respecto, me vienen dos filósofos representativos de posturas enfrentadas: por un lado, Fernando Savater, ferviente opositor del nacionalismo vasco y del independentismo; por el otro, Daniel Innerarity candidato por Geroa Bai.

Entre los dos, la diferencia la marca Innerarity, en el que concurre la paradoja de ser catedrático de filosofía política y social en la Universidad del País Vasco y doblemente candidato por Geroa Bai al Congreso de los Diputados y a las elecciones europeas. ¿Puede el filósofo bilbaíno preservar la independencia del pensamiento personal de la labor docente? Me cuesta creerlo. Por eso, cuando leo alguno de sus artículos no sé si el que escribe es el filósofo que ejerce la política, o el político que filosofa sobre política. En cualquier caso, en mi opinión, su ecuanimidad queda en entredicho, y me planteo si prevarica con el pensamiento.

Mi susceptibilidad ha aflorado nuevamente al leer la entrevista a este filósofo nacionalista que publica, el pasado sábado, Le Monde sobre las elecciones generales españolas. Llama la atención que la corresponsal, Sandrine Morel, lo presenta, no sé si por error o por distorsión, como candidato –en posición simbólica- de la «coalition régionaliste Geroa Bai en Navarre».

En efecto, la coalición electoral es de ámbito navarro, pero ello no significa, en absoluto, que sea regionalista. Se mire por donde se mire, Geroa Bai es la marca en Navarra del Partido Nacionalista Vasco (PNV), que no tiene nada de regionalista, al que se suman dos comparsas de poco calado: el partido local de Villava, Atarrabia Taldea; y la asociación Zabaltzen. El denominador común de los tres, como el de todo abertzalismo, es subrogar Navarra al País Vasco como paso previo al independentismo.

Tal vez, cuando aborda temas de índole estatal puede adoptar una posición, más o menos, neutral. Sin embargo, cuando se enfrenta a analizar el problema catalán, me surgen dudas sobre su objetividad y no dejo de ver más que el discurso de un político interesado en una solución política. A este respecto, la periodista se dirige a Innerarity como «le médiateur entre le gouvermement et les indépendantistes catalans», designación que fue desvelada a los medios tras el fracaso de la iniciativa.

Contrasta con la versión que explicó la vicepresidenta, Carmen Calvo, en febrero de este año, sin dar su nombre, como «una persona de confianza» que designó con el término castellano «relator»; según ella, «ni es un mediador, ni una figura internacional, ayudará a trabajar». La periodista de Le Monde podría haber utilizado la palabra “conteur” más próxima a “relator”, pero ambos utilizan «médiateur»; poniendo de manifiesto que Carmen Calvo faltó flagrantemente a la verdad.

En dicha entrevista, el filósofo vizcaíno propone una inevitable solución negociada para Cataluña, rechazando «la idea de que todos los españoles deban decidir». Del mismo modo reconoce que no habrá solución si se busca en «un derecho de autodeterminación unilateral y no negociable». En definitiva, su planteamiento es negociar un acuerdo que «fortalezca la autonomía» para ser votado, pues «el referéndum no funciona como un sustituto a la negociación.»

Se podrá estar de acuerdo con estas propuestas, pero siempre quedará la duda si provienen del filósofo o del político. No sé si el nuevo Gobierno Sánchez rescatará la figura del “relator”. En tal caso, el candidato de Geroa Bai, por ser parte interesada, no parece ser la persona más adecuada. ¿Aceptaría el secesionismo catalán en ese puesto a Savater? No es difícil imaginar que sería rechazado para “no meter el zorro en el gallinero”. Esa misma impresión tengo de Innerarity como “relator” o “mediador”.

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