Repasamos algunas de las imágenes más emblemáticas del fotógrafo Ramón Masats, que visitó Pamplona con su cámara durante los años 60.
- miércoles, 17 de abril de 2024
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El nombre de los Corralillos del Gas de la Rochapea tiene su origen en una fábrica de gas que se utilizaba en el siglo XIX para el alumbrado de los faroles de Pamplona. Con la llegada de la electricidad la fábrica cerró, en su ubicación se construyeron en 1899 los corrales que permanecieron hasta que la piqueta acabó con ellos en 2004.
Para algunas personas fisgar detrás de una ranura tiene un atractivo especial, como el personaje de Mota “La vieja’l visillo”.
En algunos casos ese sentimiento evoluciona a un deseo irrefrenable denominado voyerismo, que constituye la base del peep show o espectáculo erótico a través de una mirilla. Algo inconcebible en la España de Franco.
En aquella época las empalizadas de las obras tenían agujeros expresamente hechos para deleite de los mirones; como no podía ser de otra forma, la tapia de los Corralillos del Gas tenía unas escotillas verticales para que el público pudiese observar los toros.
Reconocidos fotorreporteros, desde este lugar han hecho fotos similares; pero ninguna de ellas está tan bien resuelta como la de Masats; en la que los fisgones componen una muestra de la población de la Pamplona de los cincuenta: una pareja joven con vestimenta chabacana, dos hombres trajeados, un hombre semitapado, y dos curas con boina y cachava en representación del clero dominante de la época.
