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Blog / El espejo de la historia

La plaza de toros de Pamplona y su escudo (y II)

Por Javier Aliaga

Como continuación del artículo anterior, se desvela el origen del cambio del escudo en la fachada de la plaza de toros de Pamplona.

Magnifica instantánea, con sol de poniente, de la Nueva Plaza de Toros al año de su construcción. Foto cedida por el Archivo Municipal de Pamplona (Zaragüeta-1923)
Magnifica instantánea, con sol de poniente, de la Nueva Plaza de Toros al año de su construcción. Foto cedida por el Archivo Municipal de Pamplona (Zaragüeta-1923).

EL ESCUDO REPUBLICANO DE LA PLAZA DE TOROS

Dado que la plaza de toros se construyó reinando Alfonso XIII, 9 años antes del advenimiento de la II República, es incomprensible que el escudo republicano se hubiese colocado en obra. No podemos cotejarlo con el proyecto original, que no aparece ni en el Archivo Municipal de Pamplona, ni en el Archivo de la Casa de Misericordia. En cualquier caso, el origen de este escudo difícilmente podemos encontrarlo en el arquitecto Urcola, conservador y diputado provincial de Guipúzcoa en febrero de 1930 por la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País.

Buscando una explicación se ha hecho una prospección de fotos históricas. Entre ellas, la ampliación de la foto de Rupérez de 1928 (aprox.) pone de manifiesto que el escudo original tenía dos coronas reales, una superior y otra coronando al león. Obsérvese que la corona superior alcanza la cornisa y que el escudo es más proporcionado al frontispicio en comparación al escudo republicano.

Foto tomada en 1928 (aprox.), el escudo tenía dos coronas reales. Foto cedida por el Archivo Municipal de Pamplona (Rupérez-1928)

El cambio se produjo durante la II República; en contra de todo lo que pueda parecer, no fue en el bienio social-azañista en el que Pamplona tuvo dos alcaldes de la Conjunción republicano-socialista. El primer alcalde republicano, Ansó (Mariano) dimitió en noviembre de 1931 por haber obtenido el acta de diputado en las Cortes Constituyentes. El segundo, Garbayo (Nicasio) ostentó la vara municipal hasta su dimisión en agosto de 1934.

Sin embargo, fue el tercer alcalde, ya en el bienio radical-cedista, el carlista Mata (Tomás) quien dio su conformidad a la modificación. El anexo de las cuentas aprobadas al acta de la Junta de la S.C. de Misericordia del 12 de marzo de 1935, firmado por Mata, consta una factura a Asurmendi y Cía valorada en 54,95 pesetas. El detalle se encuentra en la contabilidad bajo el epígrafe «Explotación de la N.P.T (Nueva Plaza de Toros)» «Custodia y entretenimiento» descripción del asiento «a Asurmendi y Cía f. 609 por arreglos en el escudo de la puerta principal de la Plaza de Toros» 54,95.

Asiento contable de la Casa de Misericordia (Imagen cedida por la Casa de Misericordia)

LA CORONA MURAL

Durante la II República los organismos oficiales modificaron sus escudos incorporando la corona mural para adaptarlos al cambio de régimen. Como así lo hizo la Diputación Foral de Navarra con el acuerdo del 8 de junio de 1931, derogando el de 1910: «que para lo sucesivo en todos los signos oficiales de la Provincia, en la que figure el escudo de armas de Navarra, sea sustituido en éste la corona Real por la corona mural»

 Detalle del cartel de los Sanfermines de 1931 con la errónea corona mural sobrecoronando al león.

Unos días más tarde, al publicarse el cartel anunciador de las fiestas de 1931 en el que figuraba el león con corona mural, “Diario de Navarra” denunció: «Pero lo que se ha hecho con el escudo de armas de Pamplona que en el mismo figura, es un atentado a la heráldica, contra el que tenemos que protestar. Cambiar la heráldica del escudo que creó nuestro Rey Don Carlos III, el Noble de Navarra, en conmemoración de la unión de los Burgos, no lo puede hacer nadie que sepa lo que se pesca.

»Dijo aquel gran Rey en su Privilegio al fundar el escudo de armas que “el león llevará encima, dentro del cuartel -es decir, como complemento del blasón- una corona real como testimonio de la capitalidad del Reino de Navarra”; y en efecto, enmendando la plana al Rey navarro que creó el escudo le han plantificado al león una corona mural. ¡Disparate!»

En el mismo día la alcaldía emitió la respuesta a DN: «…la Comisión Gestora municipal apremiada por la falta de tiempo para ultimar la confección de carteles murales, y teniendo en cuenta lo dispuesto por el Gobierno Provisional de la República, acordó se colocara la corona mural en vez de la corona real.

»Convencida la propia Comisión de que tal reforma debía ajustarse a los datos históricos existentes en el Archivo municipal, solicitó el oportuno informe, habiendo acordado en sesión del 13 de Mayo último que en los sellos del Municipio y en los escudos que hayan de ostentar el personal municipal se sustituya la actual corona real por la corona abierta tal cual figura en el sello del Privilegio de la Unión sobre el león»

El programa de mano de 1931 corrige el error. En el resto de los carteles sanfermineros de la época republicana, el león siempre porta una corona abierta. Los de 1935 y 1936 llevan dos coronas abiertas al representar también la superior del escudo. El erróneo cartel de 1931, es por tanto, una verdadera rareza en la serie histórica. Otra curiosidad es el de 1932, donde hay una corona mural, pero en este caso portándola el Rey Europeo.

Detalle del cartel de los Sanfermines de 1932, con el Rey Europeo portando la corona mural.

Si el Ayuntamiento de Pamplona había apelado al Privilegio de la Unión para utilizar la corona abierta en el escudo de armas, es inexplicable que en marzo de 1935, con un alcalde carlista, se modificase el escudo de la Plaza de Toros para plantar la corona mural por partida doble: la superior y la del león. Es un escudo municipal y como tal, debiera haber cumplido el acuerdo del Ayuntamiento.

Al margen de todo ello, en realidad la corona mural que tanto enardece a los republicanos, tiene un origen monárquico, no por ser corona; sino por haber sido diseñada y aprobada por un régimen monárquico.

El Gobierno provisional de la II República oficializó en un mismo decreto la bandera y el escudo con la corona mural, publicado el 28 de abril de 1931 en la Gaceta de Madrid (Núm. 118). En él se describe físicamente la bandera: «[…] estarán formadas por tres bandas horizontales de igual ancho, siendo roja la superior, amarilla la central y morada oscura la inferior. En el centro de la banda amarilla figurará el escudo de España, adoptándose por tal el que figura en el reverso de las monedas de cinco pesetas acuñadas por el Gobierno provisional en 1869 y 1870»

Moneda de 5 pesetas a la que alude el decreto de abril de 1931.

El decreto de 1931 no alude a la I República de 1873, sino a un período monárquico anterior; además comete el error de hacer referencia al “Gobierno provisional en 1869 y 1870”. Recordemos que la revolución de “La Gloriosa” de 1868 formó un Gobierno provisional en octubre que apenas duró 4 meses. En enero de 1869 se convocaron las primeras elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal; constituidas las Cortes en febrero, el gobierno se designó oficialmente como Poder Ejecutivo, dejando de apelarse Gobierno provisional. En junio de 1869 aquellas Cortes promulgaron la primera Constitución democrática.

La acuñación de las monedas de 5 pesetas con la corona mural -a propuesta de la Real Academia de Historia-, las encargó un régimen monárquico como lo expresa el artículo 33 de la Constitución: «La forma de gobierno de la Nación española es la Monarquía.» La corona mural significaba, en aquel momento, que España era un Reino sin rey, tal era así que en coherencia se nombró Regente del Reino de España al general Serrano, que se mantuvo en el puesto hasta la llegada de Amadeo I en enero de 1871.

Con Amadeo se modificó el escudo de armas sustituyendo la corona mural por la real e incorporando el emblema de la Casa de Saboya en sustitución de “los lises borbónicos”. Dos años más tarde, cuando el saboyano renunció al trono y las Cortes proclamaron la I República, se adoptó nuevamente el escudo con la corona mural.

Por tanto, la corona mural republicana tiene un origen incestuoso: monárquico. Cuando vayamos a los toros los próximos Sanfermines, echaremos una miradita furtiva al escudo: republicano, sí; monárquico también. Ni el sabio Salomón hubiese contentado a todos mejor.

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La plaza de toros de Pamplona y su escudo (y II)