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Blog / El espejo de la historia

Osasuna y la República (II)

Por Javier Aliaga

Proponemos un hecho histórico para que el lector adivine si se trata o no de una falsedad.

Orla conmemorativa del ascenso a primera de la temporada 1934-35. En la que vemos entre otros a: Arana, Ilundain, Urreaga, Recalde, Urdiroz II, Cuqui Bienzobas, Ruiz, Julio Iturralde, Vergara y Paco Bienzobas.
Orla conmemorativa del ascenso a primera de la temporada 1934-35. En la que vemos entre otros a: Arana, Ilundain, Urreaga, Recalde, Urdiroz II, Cuqui Bienzobas, Ruiz, Julio Iturralde, Vergara y Paco Bienzobas.

Verdadero o falso:

En el partido de vuelta de la semifinal de la Copa del Presidente de la II República del año 1935, en el que Osasuna se enfrentó al Sevilla FC en San Juan, debido a los objetos que se arrojaron al campo, éste fue clausurado por un mes.

Orla conmemorativa del ascenso a primera de la temporada 1934-35. En la que vemos entre otros a: Arana, Ilundain, Urreaga, Recalde, Urdiroz II, Cuqui Bienzobas, Ruiz, Julio Iturralde, Vergara y Paco Bienzobas.

La Superregionales de 1934, la Copa Vasca

A diferencia del desconcertante calendario actual –programado para optimizar los derechos de TV-, las tres competiciones balompédicas de los años 30, no coexistían en el tiempo. Los matches de foot-ball se jugaban en días de fiesta, era el espectáculo de los domingos, que eran santificados por los aficionados con el siguiente ritual: por la mañana, misa bien acicalados con traje, camisa blanca y corbata; al mediodía vermouth; por la tarde acudían con aire elegante y atuendo de domingo, a San Juan.

La temporada balompédica de 1934-35 se inició con un torneo regional que se jugó desde septiembre hasta fin de noviembre, finalizado éste se inició la liga que duró hasta marzo. La temporada acabó con el Campeonato de España o Copa del Presidente de la República -anterior Copa de SM el Rey- que se prolongó dos meses más hasta finales de junio.

Para las competiciones regionales, oficialmente denominadas superregionales, el territorio nacional se dividió en 6 grupos geográficos: Andaluz, Castellanoaragonés, Catalán, Galaicoastur, Levante y Vasco. Aquel año, la superregional vasca, conocida popularmente como la Copa Vasca, consistió en una liga de 7 clubs: los vizcaínos Athletic de Bilbao, Arenas de Guecho y Baracaldo; los guipuzcoanos Donostia FC y Unión de Irún; Deportivo Alavés y C. A. Osasuna. Cada domingo jugaban 6 equipos y uno descansaba, por tanto, eran necesarios 12 matches. La Federación dio una nueva orientación a esta competición con el atractivo de que los dos equipos campeones de cada zona, pasaban directamente a octavos de final de la Copa de España.

La Copa Vasca se inició el 2 de septiembre de 1934, pero a Osasuna le tocó descansar. Al domingo siguiente, el equipo rojillo se enfrentó en San Juan contra el Alavés, con una victoria contundente de 5 a 0, fue el preludio de una gran temporada.

Días más tarde, la prensa nacional difunde una noticia de gran relevancia: «Ha renovado su ficha por el Osasuna el excelente delantero centro Vergara, el cual había sido solicitado por el Español y el Barcelona». Gracias al ariete olitense se debieron buena parte de los resultados de la temporada.

Los otros tres partidos de septiembre, jugados en San Juan, también son ganados por los rojilllos, contra: el Unión (1 a 0),  el Baracaldo (3 a 0) y el Athletic de Bilbao (3 a 1). 

El día 4 de octubre, Lerroux vuelve a presidir el Consejo de ministros, adjudicando tres carteras a la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas). El partido socialista puso en marcha una huelga revolucionaria en toda España, con el pretexto de que la República estaba en peligro, corriendo el bulo de que la CEDA si accedía al poder, implantaría el fascismo como en Italia. Aquello fue una falaz excusa, ya que el movimiento revolucionario organizado por el partido socialista, se había pergeñado meses antes –los socialistas habían firmado en marzo una Alianza Revolucionaria con la CNT-. A partir de entonces, la consigna fue todos y todo contra la CEDA.

En realidad el problema fue otro, la izquierda no admitió el batacazo de las elecciones de noviembre de 1933, ni el triunfo legítimo de la CEDA. La izquierda española adolece de un mal perder patológico, que lejos de aceptar el fracaso, busca teorías conspirativas. Al cabo de 83 años, tras las elecciones del 20-D y del 26-J, aflora nuevamente este problema histórico.

La huelga revolucionaria estalla el día 5, con repercusión en toda España, de forma significativa en Andalucía, Aragón, Cataluña, Madrid y País Vasco; pero los acontecimientos más sangrientos y crueles se vivieron en Asturias.

El domingo 7 de octubre no hubo foot-ball, aunque en Barcelona Companys ya había capitulado, la huelga todavía continuaba en diversos puntos. En el Principado, el día anterior, los revolucionarios completamente dueños de la situación en las cuencas mineras, en las que habían declarado el comunismo libertario, iniciaron el ataque a Oviedo al frente del cual se encontraba el diputado socialista González Peña. Se incorpora a la lucha una columna de Langreo dirigida por el socialista Belarmino Tomás. A base de dinamita, caen en poder de los rebeldes tres cuartas partes de la ciudad con los edificios más importantes, así como la fábrica de armas de la Vega. También logran asaltar la fábrica de armas de Trubia, apoderándose de una veintena de cañones que se reparten por los diferentes frentes.

El Ejército envía un contingente de más de 20.000 hombres en varias columnas: de Lugo dirigida por el general López Ochoa –jefe de las operaciones militares- y de León al frente de la cual estaba el general Balmes. A ellos se sumarían tres días más tarde, las fuerzas coloniales africanas que desembarcan en Gijón comandadas por el general Yagüe. La columna de López Ochoa, con enorme dificultad logra, el día 12, alcanzar el cuartel de Pelayo en Oviedo.

El domingo 14 de octubre, aunque Oviedo ya había sido liberado, todavía quedaban en el Principado núcleos subversivos. Ello no impidió que se reanudasen los matches de la superregionales, incluso en Avilés y en Gijón. Osasuna jugó en Irún contra el Unión, venciendo por 1 a 4. Los otros dos matches de octubre también los gana: contra el Deportivo Alavés (1 a 4) y contra el Arenas en San Juan (1 a 0). Osasuna, aún siendo equipo de segunda, encadenó 7 victorias, era líder indiscutible de la Copa Vasca, con 14 puntos -cuando ganar suponía 2 puntos-.

El 18 de octubre el general López Ochoa, para evitar más derramamiento de sangre, llega a un acuerdo con el Comité revolucionario de Langreo, el conflicto armado finaliza. La insurrección asturiana dio la vuelta al mundo, aquellos acontecimientos fueron reinterpretados torticeramente pues el gobierno legítimo que defendió el orden constitucional y la República, se convirtió en villano y mientras que aquellos que se sublevaron e iniciaron la contienda acabaron siendo los héroes, por haber sido víctimas de la represión. Ciertamente hubo fusilamientos en el cuartel de Pelayo de Oviedo cuando entran las tropas de López Ochoa –constatado en la investigación, del diputado y exministro Gordón Ordás- pero tan execrables fueron también, los fusilamientos de los 9 religiosos perpetrados por los rebeldes en el colegio de La Salle de Turón, canonizados santos por la Iglesia Católica en 1999.

Durante el bienio republicano-socialista por mor del laicismo, el día 1 de noviembre, fiesta de todos los Santos, era día de trabajo, los centros oficiales abrían. Por el contrario, en 1934, el gobierno de centro-derecha declaró la fecha como fiesta nacional, consecuentemente hubo foot-ball. Por la mañana, en la iglesia de San Ignacio de Pamplona, se celebró una función fúnebre religiosa, organizada por la Asociación de Oración y Penitencia, en sufragio de las almas de las víctimas del movimiento revolucionario de octubre. Por la tarde, Osasuna jugó en San Sebastián contra el Donosti, perdiendo la imbatibilidad con un 5 a 2.

El domingo 4 de noviembre, la prensa anunció, que en los juicios de los sucesos del mes anterior, se habían resuelto con 23 condenas a muerte y que el Consejo de ministros iba a solicitar, al Presidente de la República, indulto para 21 de ellos -las dos condenas se ejecutaron posteriormente-. Al mediodía, en la catedral de Pamplona se celebró un solemne funeral por las víctimas de estos acontecimientos que fueron: las cifras oficiales de bajas en el Ejército y Fuerza pública, 220 muertos, 742 heridos y 46 desaparecidos; 33 religiosos muertos entre seminaristas, párrocos y sacerdotes; con respecto a los muertos revolucionarios la disparidad es enorme, según fuentes, oscila entre 850 y 3.000. Por la tarde, Osasuna se saca la espina del día uno, venciendo en San Juan al Donosti por 4 a 0, con un hat-trick de Vergara y un goal de Tell.

Los rojillos pierden los dos partidos siguientes: contra el Arenas en Ibaiondo (2 a 1) y en Bilbao contra el Athletic con un vergonzoso 6 a 1. El último partido de la Copa Vasca, también lo gana contra el Baracaldo en Lasearre por la mínima. Osasuna queda como subcampeón de la Copa Vasca con 6 victorias en casa y 3 a domicilio, empatado a 18 puntos con el Athletic de Bilbao, pero frente a éste con goal average desfavorable. De esta forma Osasuna entró directamente a jugar el campeonato de España en octavos de final.

Match de ida semifinal de la Copa de 1935

Como vimos en el artículo anterior, Osasuna el domingo 28 de abril 1935 asciende por primera vez a primera división. Tras el ascenso, entra a competir en los octavos de final de la Copa de España, correspondía a la trigésimo tercera edición del trofeo, en la que participaron un total de 45 equipos. En octavos vence al Badalona FC y en cuartos al Zaragoza FC. En la semifinal le toca el Sevilla Foot-ball Club, cuyo match de ida se jugó en Sevilla, en el campo del Nervión, el domingo 16 de junio de 1935.

Tras un inicio de dominio alternativo, el Sevilla comenzó a imponer su juego violento que el árbitro, Melcón, pasa por alto. A los 20 minutos un chut de Urdíroz II pone el marcador favorable a Osasuna, pero 5 minutos más tarde llega el empate del Sevilla. A escasos minutos del final de la primera parte, una jugada violenta produce una tangana entre equipiers de ambos equipos, que resuelve el árbitro, ante el asombro de los propios partidarios del Sevilla, con la expulsión de Paco Bienzobas.

“La Voz de Madrid” lo describió así: «Cuando falta medio minuto para que el descanso llegue, Bienzobas, que sin duda ha sido objeto de algún desmán de parte de los contrarios, da una descarada patada a López, y el árbitro Melcón, con justicia, decreta su expulsión». Mientras que “El Siglo Futuro” lo narró así: «En el último minuto del primer tiempo a Bienzobas por una falta que, si grave, había que valorarla en relación con los hechos anteriores, ya que con anterioridad había sufrido una serie de desmanes que no habían sido pitados».

Osasuna jugó la segunda parte con diez jugadores y su delantera desaborlada. Una mano poco clara y, desde luego, involuntaria, de Recarte, fue castigada por el árbitro con penalty, suponiendo el segundo goal del Sevilla, que se completó con otros dos, con lo que el score definitivo quedó en 4 a 1.

«El match -describe la crónica del “Heraldo de Madrid”-, se caracterizó por una serie de jugadas violentas y de agresiones mutuas, a iniciativa del Sevilla, siendo Melcón el principal causante del desaguisado antideportivo, que estuvo parcialísimo durante los noventa minutos».

“Mundo grafico” de Madrid describió la crónica de la siguiente forma: «el señor Melcón ha batido un record de parcialidad en su actuación. Desde permitir -como ya hicieron otros colegas suyos en matches anteriores del mismo equipo -ese juego brusco, antideportivo de los sevillanos, hasta expulsar a un jugador del Osasuna -Bienzobas- y conceder un penalty a favor de los vencedores; un penalty que necesariamente había de desmoralizar a los navarros. Se afirma que el Sevilla y el árbitro colaboraron con la eficacia máxima para aniquilar al Osasuna menos aún puede permitirse que un réferée facilite una victoria o ayude de cualquier manera a uno de los contendientes. Todo esto es hora ya de resolverlo. Hay que poner coto a tanta irregularidad».

El injusto arbitraje de aquel match, fue seguido por radio por la afición osasunista con enorme disgusto. El de mi abuelo fue tan descomunal, que sin pensarlo, agarró el receptor radiofónico y lo arrojó por la ventana; aquel diabólico aparato, portador de tan malas noticias y generador de tanto desasosiego, no podía convivir ni un segundo más, bajo el techo familiar.

(Continuará)

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Osasuna y la República (II)