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Blog / El espejo de la historia

La procesión de Asirón

Por Javier Aliaga

Proponemos un hecho histórico para que el lector adivine si se trata o no de una falsedad.

La procesión de San Fermín recorre las calles del Casco Antiguo. IÑIGO ALZUGARAY (1)
La procesión de San Fermín recorre las calles del Casco Antiguo. IÑIGO ALZUGARAY

Verdadero o falso:

El primer alcalde de Pamplona de la II República, Mariano Ansó, al igual que Joseba Asirón, desfiló en la procesión de San Fermín de aquel 7 de julio de 1931, pero no entró en San Lorenzo para la celebración de la misa en honor al santo.

ANSÓ ALCALDE

El primer Ayuntamiento de la II República en Pamplona se constituyó el 5 de junio de 1931, designando alcalde a Mariano Ansó del Partido Republicano Autónomo Navarro. Una semana más tarde se celebró la procesión del Sagrado Corazón sin la presencia del nuevo alcalde republicano, formando parte del cortejo municipal sólo los concejales del bloque de derechas. Al mes siguiente, Ansó no acudió ni a la procesión de San Fermín, ni a la misa, sólo honraron al santo patrón los concejales de la derecha.

En el tiempo restante de la II República -de 1932 a 1936-, en Pamplona no se celebraron más procesiones en honor a San Fermín, a tenor del artículo 27 de la Constitución –aprobada el 9 de diciembre de 1931-, «Todas las confesiones podrán ejercer sus cultos privadamente. Las manifestaciones públicas del culto habrán de ser, en cada caso, autorizadas por el Gobierno.» Consecuentemente, el culto a San Fermín siguió celebrándose de puertas adentro del templo, con la presencia de los concejales de la derecha y el refuerzo de algunos exalcaldes en los primeros años, pero la asistencia fue languideciendo con los años.

Con respecto a la pregunta planteada, según lo expuesto el hecho inicial que se propone, es falso.

LA PROCESIÓN DE ASIRÓN

Las celebraciones más tradicionales de los Sanfermines, tratándose de unas fiestas patronales, son las religiosas que conviven con numerosos actos profanos. Partiendo de la base que de los muchos eventos que completan el programa sanferminero, Asirón tiene perfecto derecho a acudir a los que desee, no hay motivo, ni humano ni divino, que le obligue a asistir a la misa en contra de su voluntad.

Por otra parte, no hay lugar a dudas que la procesión en honor de San Fermín es un acto religioso, que incluso la Constitución de 1931 califica como «manifestación pública del culto»; razón por la cual, no se celebró durante la II Republica. Ahora bien, no deja de ser contradictorio que las convicciones de Asirón -si las tiene, no las expresa- que le impiden asistir a la eucaristía, no sean obstáculo para participar en una procesión religiosa. Todo hace sospechar que su efusiva participación busca aviesamente convertirse en el protagonista y en el foco de atención del cortejo, en detrimento del primer obispo de Pamplona. En contraste, Ansó y los concejales republicanos fueron más coherentes al ausentarse de los dos actos, sin hacer ningún distingo.

Ante esta actitud del “ni chicha ni limoná” a la que Asirón nos tiene acostumbrados en sus dos años al frente del Ayuntamiento, UPN ha sabido darle la vuelta para reprochar al Excmo. Sr. Alcalde, no que eluda la misa; sino lo inapropiado que es irse a almorzar engalanado y con la etiqueta propia de la representación municipal. Efectivamente, ese abandono del ámbito público irrumpiendo en lo privado, transforma el frac y la chistera municipal en un disfraz más propio de una fiesta carnavalesca.

Bueno sería por el decoro municipal y por el bien de su salud, que nuestro mandatario busque una alternativa a una ingesta superflua, a la espera del “ite missa est” del día de San Fermín.

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La procesión de Asirón