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Blog / El espejo de la historia

El mayo del 68 en Pamplona

Por Javier Aliaga

El artículo hace un repaso histórico de lo sucedido en Francia en mayo de 1968 y algunos sucesos vividos en Pamplona en aquel mes.

Primera plana del Pensamiento Navarro del 07 de mayo de 1968, secuestrado por la autoridad franquista..
Primera plana del Pensamiento Navarro del 07 de mayo de 1968, secuestrado por la autoridad franquista..

Las revueltas parisinas de mayo de 1968 comenzaron dos meses antes en la Universidad de Nanterre de las afueras de París, a donde varias facultades se habían trasladado para descongestionar la Sorbona.

Sus estudiantes, disconformes con el inhóspito paraje y la baja profesionalidad de los profesores, constituían el caldo de cultivo perfecto para todo tipo de protestas; entre ellas, las atrocidades de la guerra de Vietnam que originó el “Movimiento del 22 de marzo” cuyo portavoz fue Daniel Cohn-Bendit, apelado como Dany el rojo.

A resultas de los incidentes del 1 de mayo y la ocupación de Nanterre, el decano decretó el cierre de esta universidad. Dos días más tarde, los estudiantes se trasladaron a la Sorbona para continuar sus reclamaciones y celebrar un mitin en su patio; a instancia del rector, fueron desalojados violentamente por los CRS (Compañías Republicanas de Seguridad), que desencadenó los primeros altercados.

Los líderes contestatarios, entre ellos Cohn-Bendit, fueron convocados ante un consejo universitario de disciplina; mientras las manifestaciones continuaron para pedir la liberación de cuatro arrestados del día 3.

El gobierno de Pompidou rechazó hacer concesiones a los estudiantes. En respuesta, la noche del 10 mayo, el Barrio Latino se convirtió en un auténtico campo de batalla con fuertes enfrentamientos entre estudiantes -armados de adoquines y de cocktails Molotov- y los CRS que repelían los ataques con dureza y gases lacrimógenos. Aquella madrugada ha pasado a la historia como la “nuit des barricades” (noche de barricadas) que se saldó con 720 heridos, de ellos 369 graves y 469 detenidos.

El 13 de mayo, los estudiantes ocuparon la Sorbona, transformándola en un espacio de libertad cultural. Los sindicatos obreros se incorporaron a las reivindicaciones convirtiendo la revuelta estudiantil en una rebelión nacional de carácter izquierdista; unos 300.000 manifestantes recorrieron las calles de Paris en contra del capitalismo y la burguesía.

Posiblemente para transmitir un mensaje de normalidad, el presidente De Gaulle se desplazó a Rumania; pero las huelgas se propagaron como un reguero de pólvora, los trabajadores comenzaron a tomar las fábricas y el país fue paralizándose paulatinamente. El 15, los estudiantes tomaron el teatro Odéon que utilizaron durante un mes como centro de reunión y debate.

El jefe de Estado tuvo que anticipar su vuelta. El conflicto laboral fue “in crescendo”, estimándose que para el día 20, eran 7 millones los huelguistas. La noche del 24, hubo un intento de quemar el edificio de la Bolsa –templo del capitalismo- un manifestante murió y 795 fueron detenidos.

El primer ministro Pompidou, entre el 25 y 26 de mayo, logra acordar con sindicatos y patronales (acuerdos de Grenelle) mejoras en las condiciones laborales: reducción a 40 horas semanales, aumento de salarios de un 10% y subida del 35% del salario mínimo interprofesional (SMIG). Con todo, no son aceptadas por el sindicato comunista CGT.

Al día siguiente, Mitterrand, líder de la Federación de la Izquierda Demócrata y Socialista (FGDS), se postula como alternativa de gobierno. De Gaulle y la V República estaban contra las cuerdas.

Cuando algunos cronistas anunciaban que «De Gaulle es un hombre del pasado» y se especulaba con su defenestración, el día 29 desaparece en un viaje misterioso –en realidad fue a Baden-Baden para verificar que las unidades del ejército francés desplazadas en Alemania estaban de su parte-; al día siguiente reaparece en una alocución radiada: «En las condiciones actuales, no me retiraré, no cambiaré el primer ministro, hoy disuelvo la Asamblea nacional».

Una vez más, su legendaria voz motivó al pueblo francés; una riada humana de más de 600.000 manifestantes, enarbolando banderas francesas y profiriendo slogans contra el comunismo, invadió los Champs-Élysées en apoyo del viejo general. En las elecciones legislativas de junio, los gaulistas ganaron ampliamente. Un año más tarde, en abril, De Gaulle perdió un referéndum –había salido victorioso en 5 plebiscitos anteriores- aquella derrota provocó su retirada definitiva de la vida política.

Los periódicos españoles, a través de las crónicas de las agencias, informaron de los acontecimientos franceses sin muchas cortapisas, titulares con palabras como “Revolución” “Rebelión” y “Guerra Civil” fueron normales; la censura previa había sido suprimida dos años antes con la Ley 14/1966 de prensa, promovida por Fraga.

Los estudiantes de algunas universidades españolas convocaron huelgas y protestas que fueron sofocadas, se cerraron algunos centros pero no pasó a mayores. No obstante, los prebostes del franquismo seguían lo sucedido en Paris atemorizados que pudiese contagiarse a España; tomaron todo tipo de medidas, incluso infiltraron al espía “Cisne” entre los estudiantes parisinos.

El caso más relevante de la prensa lo protagonizó el vespertino “Madrid”, al publicar el 30 de mayo un artículo titulado «Retirarse a tiempo» firmado por Rafael Calvo Serer en el que hacía un paralelismo entre la política de los dos generales -Franco y De Gaulle- :«Si a Francia se le presenta el problema de la sucesión de De Gaulle y del régimen de la V República, también con especiales características está planteado en España. Mientras el general francés ha realizado una política exterior izquierdista, pero conservadora en el interior, la política exterior española ha sido de otro signo y en el interior está por hacer la reforma de las estructuras económicas y sociales».

Sin embargo, lo más flagrante fue insistir sobre incógnita sucesoria de Franco -Juan Carlos sería designado oficialmente al año siguiente-: «…los españoles no hemos resuelto la plena participación democrática cuando, según las leyes, se dan por terminados los períodos totalitario y autoritario del Régimen… Y por último, en el momento de producirse la vacante previsible, ¿quién ha de ser el Jefe del Estado que reúna las mejores condiciones para la acción de aquel Gobierno radical y para contar con la máxima adhesión popular?» Como consecuencia, aquel ejemplar fue secuestrado y el “Madrid” prohibido por 4 meses.

¿Pamplona conocía lo que estaba pasando en la capital parisina? Indudablemente sí, los dos principales rotativos, Diario de Navarra (DN) y El Pensamiento Navarro (EPN) publicaron información fidedigna suministrada por agencias, además DN publicó varios artículos de un corresponsal; de todos modos, los estudiantes de la Universidad de Navarra, no se vieron motivados para emprender protestas.

Los dos periódicos en un principio, como el resto de prensa española, banalizaron los sucesos. Sirva como ejemplo, el analista de internacional de DN, Luka Brajnovic, dedicó el día 28 su primera columna a los sucesos franceses “La crisis francesa”, la segunda el día 30 “¿Qué hará De Gaulle?”, y la tercera el 31 “Una decisión lógica”.

En Pamplona el primer día de mayo, fiesta tradicionalmente reivindicativa, apenas hubo incidentes, a primera hora de la mañana la policía municipal había impedido el tráfico por la Plaza del Castillo, en cuyas esquinas la Policía Armada había estacionado jeeps. Al mediodía, unas 500 personas se concentraron alrededor del kiosko, tras unos momentos de tensión se disolvieron pacíficamente; sin embargo, sobre las dos de la tarde, se oyeron gritos de “libertad”, hubo algunas carreras y los grises detuvieron a 9 personas.

Es de destacar otros dos sucesos por su desenlace inesperado. El primero, ocurrió como consecuencia de la romería carlista de Montejurra, celebrada el domingo 5 de mayo, a la que asistió la princesa Irene de Holanda y el procurador a Cortes por el tercio familiar, Auxilio Goñi, que dio un discurso incendiario contra el “Movimiento” y la evolución de la “Falange”.

La víspera, el Gobierno Civil había advertido en una nota de prensa, que el sábado había sido convocada una manifestación por «elementos extremistas» para «desvirtuar los actos» de Montejurra y que la reprimiría «con toda energía» por su «carácter subversivo».

Afortunadamente nada ocurrió ni el 4, ni el 5; pero el martes 7 por la tarde se produjo el secuestro de las ediciones de DN y de EPN con la crónica del Montejurra y el discurso de Goñi –motivo de la intervención-, la autoridad procedió a la incautación de la tirada e hizo destruir las “tejas” de plomo. Aquel secuestro fue más simbólico que efectivo, pues ejemplares ya habían sido distribuidos y vendidos por la mañana.

El segundo suceso sobrevino el 9 de mayo con la llegada de la Vuelta Ciclista a España que era  esperaba en Pamplona con verdadera ilusión; tan importante era que los colegios daban fiesta por la tarde para que los chiquillos fuesen a recibir a los corredores a la meta, que se instalaba en Navas de Tolosa, -zona actualmente amabilizada por el gobierno Asirón-.

Toda la chavalería estaba emocionada por la inminente llegada de los ciclistas, pero éstos no llegaron como era de esperar montados en dos ruedas, sino en las 4 ruedas de los coches de la organización: ETA había puesto una bomba a 4 km de Zudaire bajando Urbasa, en consecuencia la prueba hubo de ser suspendida. Aquel día la banda terrorista provocó la primera gran frustración a los pamploneses; fue el preámbulo de los 40 años de desasosiego e intranquilidad que ETA nos depararía.

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