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Blog / El espejo de la historia

Alemania: ¿insolidaria o realista?

Por Javier Aliaga

Alemania y Holanda junto a otros países de la Europa del Norte se niegan a la emisión de los llamados Coronabonos. Desde distintos ámbitos esta postura se ha calificado de insolidaria.

Una televisión muestra uno de los discursos de Ángela Merkel durante la crisis del coronavirus. Christophe Gateau/dpa
Una televisión muestra uno de los discursos de Ángela Merkel durante la crisis del coronavirus. Christophe Gateau/dpa

Entre las abrumadoras noticias de la pandemia que nos llegan diariamente, llama la atención la menor incidencia de la mortalidad en Alemania. Las cifras son desconcertantes, al día de ayer, 1 de abril, los teutones tienen 72.383 contagiados, con 732 fallecidos. España, con 102.000 contaminados, ocupa el primer puesto (relativa a la población) en el ranking mundial de mortandad con la aterradora cifra de 9.126 muertos.

¿Acaso el virus ha mutado y es más virulento en España e Italia? No, el coronavirus clasificado como SARS-CoV-2, que desarrolla la enfermedad Covid-19, no ha mutado, es el mismo que pulula por Europa: tan contagioso como letal. Entonces, ¿por qué la tasa de mortalidad alemana es anormalmente baja comparada con la española? No busque el secreto ni en el chucrut, ni en la cerveza. Las cifras alemanas son las esperadas con la incidencia normal de la epidemia.

Por el contrario, las cifras oficiales de España no son coherentes, no reflejan lo que está pasando: ni el número de muertos, ni el de contaminados. Tanto en un caso, como en otro: no están contabilizados todos los que son. El Imperial College propone 7 millones de infectados en España. Con este desconcierto nada se puede comparar.

Contrasta con la favorable situación alemana en la que encontramos dos elementos diferenciadores: su anticipación a los acontecimientos y la acertada campaña masiva de tests a la población. En efecto, en enero previeron la necesidad de identificar al virus, por lo que desarrollaron una prueba de detección. Además pusieron en marcha una red de laboratorios independientes en toda Alemania con el potencial de realizar hasta 120.000 análisis por semana.

Esta estrategia les ha permitido detectar y aislar a ese 80% de afectados asintomáticos que propagan la enfermedad de forma silente. Recordemos que a final de enero, los chinos reportaron el caso de un niño asintomático que había dado positivo en la prueba del coronavirus y que había contaminado a sus familiares en otra provincia.

No hay duda que los políticos alemanes han sabido afrontar la epidemia con acierto y responsabilidad. Sirva como ejemplo el caso de la canciller Angela Merkel que se ha puesto voluntariamente en cuarentena por haber estado en contacto con un positivo; incluso habiendo dado negativo en un segundo test, sigue confinada. No comparemos con el presidente y el vicepresidente de este país que, habiendo compartido colchón con sus consortes infectadas, han quebrado su aislamiento preceptivo.

Por otra parte, Alemania a pesar de tener una de las poblaciones más envejecidas de Europa, lo cual podría dar un vuelco inesperado a su situación, ha demostrado cierta solidaridad en el aspecto sanitario recibiendo enfermos de Covid-19 procedentes de Francia e Italia. De todos modos, la insolidaridad que se acusa a Alemania no es en el aspecto sanitario, sino en el económico por rechazar, conjuntamente con otros países de la Europa del Norte, la emisión de Coronabonos.

El intransigente ministro de Economía holandés, en el último Consejo Europeo, reprochó a España no tener presupuesto para luchar contra el Covid-19; actitud que fue calificada por el  primer ministro portugués, Antonio Costa, de “repugnante”. Al respecto, el expresidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, ha declarado: “El clima que parece reinar entre los jefes de Estado y de gobierno y la falta de solidaridad europea hacen correr un peligro mortal a la UE”.

¿Qué son los Coronabonos de la discordia? Es una antigua aspiración de los países del sur que han venido demandando a la UE desde la anterior crisis. Se trata de una deuda mutualizada entre todos los países europeos, que se denominó Eurobonos y que, a consecuencia de la pandemia, se ha rebautizado como Coronabonos. Mutualizar la deuda significa compartir el riesgo entre los emisores de deuda. De manera que España e Italia pagarán menos que si lo hacen individualmente; sin embargo, el problema es que países como Holanda y Alemania pagarán más.

Téngase en cuenta que el interés depende del riesgo y es evidente que las cuentas públicas del Reino de España no son fiables. Cuando parecía que el déficit estaba en la senda de reducción, ha vuelto a subir en 2019. No hablemos de la deuda que no ha dejado de crecer desde 2008. Los manirrotos políticos españoles gastan más de lo que se ingresa. Luego es fácil apelar a la solidaridad alemana para que apoquinen más, manteniendo y elaborando presupuestos populistas. No es de extrañar que los alemanes no quieran mutualizar deuda con la Europa del Sur.

¿Eso significa que Europa nos deja desamparados? No, la Eurozona tiene instrumentos para prestar dinero: bien a través del BCE, bien mediante el MEDE. No obstante, este último mecanismo exige un estricto control; los hombres de negro imponen medidas muy restrictivas para sanear la economía asegurando la devolución de los préstamos. Es decir, si los Coronabonos no salen adelante, estamos abocados a ser rescatados. Aquello que evitó Rajoy con la otra crisis.

¿Qué políticos tenemos para que nos toque jugar el papel de cigarra en las tres grandes crisis del siglo XXI? La económica del 2008, la sanitaria y la económica del 2020.

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