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Blog / El espejo de la historia

Así presume San Sebastián de su ayuda para la conquista de Navarra

Por Javier Aliaga

Hemos hecho una de cañones en San Sebastián, lo cual no significa atiborrarse de cerveza; sino recorrer sus calles para localizar escudos con los cañones de la batalla de Velate.

Escudo colocado el Palacio de la Diputación. diseñado por José Goicoa y construido en 1885
Escudo colocado el Palacio de la Diputación, diseñado por José Goicoa y construido en 1885. En el escudo pueden verse los cañones que conmemoran la ayuda de las tropas guipuzcoanas a Castilla para colaborar en la conquista de Navarra.

El escudo histórico de Guipúzcoa cuya antigüedad se remontaba a 4 siglos y medio, fue modificado en 1979 por las Juntas Generales, despojándolo de la docena de cañones conmemorativos de la batalla de Velate de 1512, en la cual los guipuzcoanos capturaron la artillería del ejército franco-navarro en retirada.

La versión oficial de aquel acuerdo juntero aludió cínicamente a una fraternidad con Navarra; sin embargo, la realidad es que dicha batalla es una página de la historia de Guipúzcoa de difícil explicación para el nacionalismo vasco.

En la actualidad, llegar en un autobús de Alsa a San Sebastián, no tiene comparación con el incómodo viaje en Roncalesa de hace 40 años, que remontaba el puerto de Azpíroz para tomar las innumerables curvas del Araxes que llevan a Betelu y Tolosa.

Con la democracia en los años 80, para evitar aquel sinuoso recorrido, tan indeseable como peligroso, guipuzcoanos y navarros se pusieron de acuerdo para construir una autovía que uniese Irurzun con Andoain atravesando el valle de Leizarán.

Sin embargo, ETA arrogándose la bandera de la conservación medioambiental, puso en marcha toda su infernal maquinaria para boicotear el proyecto: sabotajes nocturnos, atentados e incendios de maquinaria, amenazas y cartas bomba a las concesionarias...

En aquellas condiciones, el tramo guipuzcoano quedó paralizado hasta que, en 1991, el diputado general del PNV, Galdós, propició un acuerdo con la Coordinadora AntiAutovía para cambiar el trazado.

Finalmente la ansiada autovía A-15 fue inaugurada en 1995, que permite al autobús llegar en una hora hasta la nueva estación subterránea del centro de San Sebastián. Si fuese por ETA y por el apoyo del abertzalismo radical, todavía estaríamos yendo por el trayecto del Araxes.

Entre la estación de autobuses y la del ferrocarril, se encuentra un puente con reminiscencia borbónica, inaugurado en 1905 en honor de María Cristina (Habsburgo-Lorena), regente del reino, viuda de Alfonso XII y madre de Alfonso XIII.

Fue ella la que especialmente convirtió San Sebastián en sede de la corte en la época estival, impulsando su transformación urbanística. En reconocimiento, la ciudad bautizó el bello puente con su nombre.

Pues bien, en cada extremo del puente se levanta un obelisco de sección triangular, cada una de sus paredes está adornada con un escudo -el de España, el de San Sebastián y el histórico de Guipúzcoa-. Si contamos cañones, en total suman 48.

Siguiendo el curso del Urumea hacía su desembocadura, nos encontramos con el siguiente puente, el de Santa Catalina, el más antiguo de la ciudad, el primero que se construyó en piedra e inaugurado en 1872; es la prolongación de la Avenida, hoy de la Libertad, antes de España, que une el centro con el barrio de Gros.

En 1926 se instalaron, a lo largo del puente, unas farolas diseñadas por el arquitecto municipal Juan Alday; de éstas las cuatro de los extremos, están decoradas en la parte inferior, en relieve, con dos escudos históricos de Guipúzcoa. Añadimos, por tanto, a nuestra cuenta 96 cañones.

De allí, si continuamos por la avenida hacia el centro, tomando la tercera calle a la derecha nos topamos con la plaza de Guipúzcoa, presidida por el Palacio de la Diputación provincial, obra del arquitecto José Goicoa, calificado como ecléctico-neobarroco cuya construcción acabó en 1885. Su fachada principal está coronada por un inmenso blasón histórico salvaguardando sus costados con dos salvajes. En los soportales del palacio encontramos 240 cañones, en las 5 verjas, cada una de ellas con 4 escudos dorados.

En la fachada del mismo edificio que da a la calle Andía, hay 7 verjas con 3 escudos en cada una de ellas, añadimos, por tanto, a la cuenta 252 cañones. A los que hay que sumar los 96 de las 8 farolas adosadas a la pared con dos escudos, tan pequeños, que sólo cupieron 6 cañones.

Bordeando a la derecha el edificio de la Diputación, nos encontramos, ironías de la vida, con la calle dedicada al historiador guipuzcoano Garibay (1533-1600), autor de “Los XL Libros del Compendio Historialcuyo libro decimonono describe la acción armada de los guipuzcoanos en Velate que los nacionalistas niegan.

La parte posterior del palacio reside la sede de la Kutxa, actual Kutxabank, en la que localizamos 468 cañones, correspondientes a 9 verjas con 3 escudos, 3 puertas con 3 escudos dorados, y una verja junto a la puerta principal con 3 escudos.

En la misma calle, contabilizamos además 108 cañones de las 9 farolas adosadas a la pared con dos escudos pequeños de 6 cañones. Además en la fachada a la altura del primer piso, sobre el balcón, hay dos blasones grandiosos, custodiados por salvajes.

Nuevamente si doblamos por la calle Peñaflorida encontramos 5 farolas con dos escudos pequeños, sumamos a la cuenta 60 cañones. De la plaza de Guipúzcoa volvemos a la Avenida y continuamos por ella hasta tomar a la izquierda la calle Loyola que nos lleva hasta la plaza del Buen Pastor; en la parte posterior de la catedral se encuentra el centro cultural Koldo Mitxelena en cuya fachada hay otro gran blasón.

En total, si nuestras cuentas no han fallado, hemos encontrado en la ciudad 1.416 cañones en 140 escudos, cada uno, con la figura del rey castellano. No olvidemos que cada blasón histórico lleva la figura de un rey que simboliza la fidelidad de Guipúzcoa con la Corona de Castilla.

Lo sorprendente es que el 90% de los históricos escudos se encuentran en el Palacio de la Diputación, cuyos diputados generales, desde 1979, todos nacionalistas -PNV, EA y Bildu- no han rectificado los 127 escudos que contienen 1.260 cañones conmemorativos de la batalla de Velate, que según el nacionalismo vasco, nunca existió.

Los numerosos escudos históricos encontrados en San Sebastián, ponen de relieve que el pueblo guipuzcoano, durante siglos, ha estado orgulloso de su historia y de la acción de sus antepasados en Velate.

Por mucho que quiera ocultar el nacionalismo vasco, la historia de Guipúzcoa no se reescribe con la aprobación de un insustancial acuerdo juntero; porque al final, la memoria del pueblo, la de los guipuzcoanos, aflora con sus cañones, que seguirán, como escribió Víctor Pradera, «apuntando al corazón del nacionalismo».

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